lunes, 27 de febrero de 2012

MENSAJE DE LA VIRGEN EN MEDJUGORJE

Mensaje del 25 de Febrero de 2012
“Queridos hijos: En este tiempo de manera especial os invito, orad con el corazón. Hijos míos, vosotros habláis mucho pero oráis poco. Leed, meditad la Sagrada Escritura y que las palabras allí escritas sean vida para vosotros. Yo os exhorto y os amo, para que en Dios podáis encontrar vuestra paz y la alegría de vivir. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”

jueves, 23 de febrero de 2012

CONOCER A JESÚS - PARTE V

Continúa Jesús diciendo en Su conferencia: Tú conoces todo el abismo de Mi misericordia, entonces recoge de ella para ti y especialmente para los pobres pecadores. ¡Generoso Jesús!, para quien confía en Ti; quien Venera Tu Misericordia Divina; quien decide atender Tu insistente súplica de oración por los agonizantes y por los pobres pecadores; quien dedica su tiempo y su esfuerzo en realizar las obras de misericordia que aconsejas; se verá inmensamente recompensado en Tu Gran Bondad; porque le irás abriendo y paulatinamente dando a conocer el abismo de Tu misericordia, para que libremente recoja en ella toda la que necesita, para seguir aumentando su confianza en Ti, siga Venerándote con más fuerza y empeño, para reponer con creces toda la que ha derramado al mundo que le rodea a través de su corazón, porque como dice Jesús en el Evangelio cuando envió a Sus Apóstoles a predicar el Reino de Dios: <<Porque el jornalero, tiene derecho a su salario>> ¡Bendito salario la recompensa de Tu Misericordia Divina!

Y finaliza Su conferencia diciendo: Antes el cielo y la tierra se vuelvan a la nada, que Mi misericordia deje de abrazar a un alma confiada. Jesús no quiere que quede ninguna duda a Santa Faustina, ni a ninguna otra persona que con posterioridad lea sus escritos, por eso concluye con profunda convicción y certeza, que Su Misericordia, perdurará por siempre, que es una Fuente inagotable de Gracias y Dones, que Él pone muy gustoso a nuestra disposición, para la salvación de todas las almas, absolutamente de todas, sin excepción alguna; Jesús, no quiere que ningún alma se pierda, porque conoce muy bien dónde va a ir a parar ésa alma tan preciosa y querida para Él. Ahora bien, para tener pleno acceso y disponibilidad a Su Misericordia Insondable, sólo pide una cosa, confianza. La confianza, es la roca sobre la que se asienta la auténtica Veneración a la Misericordia Divina. De ahí que ninguna alma confiada, nunca dejará de ser abrazada por Su Misericordia; porque antes el Cielo y la Tierra se vuelvan a la nada.

martes, 21 de febrero de 2012

CARNAVAL Y MIÉRCOLES DE CENIZA

Se denomina Carnaval a los tres días de fiesta, alegría, celebración y desenfreno, en el que la mayoría de la gente, se pone el mundo por montera, da rienda suelta a su imaginación y sale a la calle, con un gran deseo de pasarlo muy bien, tanto si va disfrazada como no.

Esos tres días de Carnaval, preceden al Miércoles de Ceniza, día en que la Iglesia, da comienzo el tiempo de Cuaresma. Tiempo que salvando las distancias, quiere rememorar, los cuarenta días y cuarenta noches que Jesús, pasó sólo, en el desierto, antes de iniciar el período de Su vida pública, que culminará con Su Dolorosa Pasión, Crucifixión y Muerte.

Después del Bautismo de Jesús, que recibió de Juan Bautista “El precursor”, el Evangelio de Mateo dice: <<El Espíritu llevó a Jesús al desierto, para que el diablo lo pusiera a prueba. Después de ayunar cuarenta días y cuarenta noches, sintió hambre. El tentador se acercó entonces y le dijo:

-       Si eres Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes.

Jesús le respondió:

-       Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

Después el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo puso en el alero del templo y le dijo:

-       Si eres Hijo de Dios, tírate abajo; porque está escrito: Dará órdenes a sus ángeles para que te lleven en brazos, de modo que tu pie no tropiece en piedra alguna.

Jesús le dijo:

-       También está escrito: No tentarás al Señor tu Dios.

De nuevo lo llevó consigo el diablo a un monte muy alto, le mostró todos los reinos del mundo con su gloria y le dijo:

-       Todo esto te daré, si te postras y me adoras.

Entonces Jesús le dijo:

-       Márchate, Satanás, porque está escrito: Adorarás al Señor tu Dios y sólo a él le darás culto.

Entonces el diablo se alejó de él, y unos ángeles se acercaron y le servían.

Antes de reflexionar brevemente, el texto del Evangelio de Mateo que acabo de transcribir, quisiera resaltar que Jesús siendo Hijo de Dios en Su naturaleza Divina, al asumir su condición humana, estaba sujeto como todos nosotros a las leyes de la naturaleza humana, por lo tanto, era tan vital para Él, como para nosotros, alimentarse, hidratarse, y al igual que nosotros era sensible al frío y al calor. Por lo tanto, podemos fácilmente hacernos una idea clara, de lo que Jesús, tuvo que pasar, en los cuarenta días en el desierto.

Otro aspecto que deseo resaltar es el del diablo, ese ser aparentemente imperceptible, paciente, sutil pero tremendamente oportunista y manipulador, que trata por todos los medios de entorpecer, paralizar y destruir la Obra Creadora de Dios, ya, desde su inicio; que bajo la apariencia de una serpiente, hace sucumbir a Eva y a Adán.

Como hemos leído, tampoco se anduvo con contemplaciones, como no podía ser de otra manera, con Jesús. Pero no ataca desde el principio, no, conoce bien la naturaleza auténtica de Jesús y su propósito inquebrantable de cumplir a toda costa, la voluntad de Dios. Por eso espera acechante, hasta el final, espera a que Jesús, físicamente esté al límite de sus fuerzas. Para acercarse sigilosamente y susurrarle maliciosamente “si eres el Hijo de Dios”; bien sabía el diablo, quien era Jesús; pero quiere provocarle para que revele su verdadera identidad, antes de tiempo, y hacer que quebrantara la voluntad de Dios. Y le sigue susurrando “convierte estas piedras en panes”.

En Su respuesta Jesús, obvia por completo el ataque a Su Divinidad, y contesta: <<No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios>> Deja claro Jesús que alimentar el cuerpo es importante, pero mucho más importante y vital, es alimentar el espíritu conociendo y cumpliendo la voluntad de Dios.

Contrariado el Diablo, por la respuesta de Jesús, y por haber obviado el primer ataque. Lo lleva al punto más alto de la ciudad santa, el alero del templo, y de nuevo le dice: “Si eres Hijo de Dios, tírate abajo; porque está escrito: Dará órdenes a sus ángeles para que te lleven en brazos, de modo que tu pie no tropiece en piedra alguna”. A lo que Jesús le responde: <<También está escrito: No tentarás al Señor tu Dios. Al ver que Jesús, no cede, que se aferra a la voluntad de Dios; lanza su último ataque, descubre su última carta, se quita la máscara y muestra su verdadero propósito. Lo llevó a un monte muy alto, le mostró todos los reinos del mundo con su gloria y le dijo:” Todo esto te daré, si te postras y me adoras”. Ésta es la única y verdadera motivación del diablo, que le demos la espalda a Dios, que pensemos, que no es tan justo y tan bueno, como se dice, y que en realidad no existe; y que por lo tanto, no hay nada después de la muerte, que la salvación eterna no existe; que lo único que importa es el ahora, que hay que explotarlo, exprimirlo al máximo y no perder ninguna oportunidad por explorar, descubrir y disfrutar. ¡Todo vale!; con tal de que le adoremos a él.

Pero Jesús, al límite de sus fuerzas, con tranquilidad pero con firmeza, le dice: <<Márchate, Satanás, porque esta escrito: Adorarás al Señor tu Dios y sólo a él le darás culto>>, el diablo finalmente se dio por vencido, y se marchó. E inmediatamente unos ángeles se acercaron y sirvieron a Jesús.

Esta vivencia de Jesús, es una pauta que se repite desde el principio de los tiempos, superada la prueba, recibimos el don de la gracia de Dios, que siempre nos recompensa con creces, la dureza de la prueba.

Por tanto tomemos conciencia de esto, por el bien de nuestras almas, que están destinadas a la vida eterna. Aprovechemos éste tiempo de Cuaresma, para examinar, nuestras actitudes, comportamientos, deseos y anhelos; pero sobre todo, dediquemos tiempo a conocer a Dios, a través del Único que realmente le conoce de verdad, el Hijo de Dios, y que nos lo ha descrito magníficamente en la oración la Oración que nos enseñó << El Padrenuestro>> y en la parábola del hijo pródigo.

miércoles, 15 de febrero de 2012

CONOCER A JESÚS - PARTE IV

Continúa Jesús diciéndole: Reza, cuanto puedas, por los agonizantes, impetra para ellos la confianza en Mi misericordia, porque son ellos los que más necesitan la confianza quienes la tienen muy poca. Has de saber que la gracia de la salvación eterna de algunas almas en el último momento dependió de tu oración. En los Evangelios, leemos que: Jesús fue crucificado, muerto y sepultado, el día anterior a la celebración de la pascua judía. Y que el domingo por la mañana, Resucitado, habló con las mujeres que se acercaron a Su sepulcro. Lo que hizo Jesús entre Su Muerte y Su Resurrección, nos lo dice el Credo: descendió a los infiernos y al tercer día Resucitó de entre los muertos. Durante Su Dolorosa Pasión y Crucifixión, “absorbió” en Su persona Humano-Divina todos los pecados de la humanidad de todos los tiempos ¡Cuánto horror y sufrimiento tuvo que soportar! Pero la muerte no era Su fin, ¡no podía ser Su fin! Porque de lo contrario, el poder de las tinieblas sería invencible y el único destino final para todas las almas, sería el profundo, tenebroso y aterrador Abismo. No sabemos lo que hizo durante esos tres días en el infierno, sólo podemos imaginar que llegó a conocerlo muy bien. Y de ahí su insistente y apremiante súplica, que con frecuencia se encuentra en el Diario, de que se rece, cuanto se pueda por los agonizantes; de que se impetre (que se consiga, que consigamos) para ellos la confianza en Su misericordia, porque en el momento de la agonía, donde se produce la última soledad del alma, es cuando más se necesita la confianza en la Misericordia Divina, ya que es la última oportunidad del agonizante, para dirigirse a Jesús y con confianza entregarle su alma, y así evitar su caída en el Abismo del infierno. La oración que Jesús desea que hagamos, la veremos más adelante en otro apartado, es el Rezo de la Coronilla de la Misericordia Divina, que Él Mismo enseñó a Santa Faustina; como en su día hizo con la oración del Padrenuestro, que enseñó a Sus Apóstoles. Él que como he mencionado, conoce bien las profundidades del infierno, no quiere que ningún alma se pierda allí, para toda la eternidad, por eso en Su gran Misericordia, suplica la oración del Rezo de la Coronilla. Esto no implica que el alma del agonizante vaya directamente al Cielo, pero lo que sí asegura Jesús es que no va a ir al infierno, que tras su purificación en el Purgatorio, algún día será recibido por Él en el Cielo. Hecho que jamás se abría producido, si por la falta de confianza del agonizante o por la falta de las oraciones de otras personas, hubiese ido directamente al infierno.

Aunque lo veremos más adelante, debo decir que, Cielo, Purgatorio o infierno, no son creaciones imaginarias de “iluminados”, de fantasiosos o creyentes fanatizados, como pueden pensar algunos. Son realidades que han vivido y experimentado por ejemplo: los pastorcillos de Fátima, Santa Faustina o más recientemente los videntes de Medjugorje; en ocasiones acompañados por la Santísima Virgen, y en otras ocasiones por un Ángel. Tenemos que ser conscientes que Venerando a la Misericordia Divina, rezando la Coronilla que Jesús enseñó, tenemos en nuestras manos la posibilidad de conseguir la gracia de la salvación eterna de algunas almas.

domingo, 12 de febrero de 2012

CONOCER A JESÚS - PARTE III

La respuesta a la segunda pregunta ¿Cuál es su finalidad?, la encontramos a continuación: Hija mía, desea que tu corazón sea la sede de Mi misericordia. Deseo que esta misericordia se derrame sobre el mundo entero a través de tú corazón. Cualquiera que se acerque a ti, no puede retirarse sin confiar en esta misericordia mía que tanto deseo para las almas. Reza, cuanto puedas, por los agonizantes, impetra para ellos la confianza en Mi misericordia, porque son ellos los que más necesitan la confianza quienes la tienen muy poca. Has de saber que la gracia de la salvación eterna de algunas almas en el último momento dependió de tu oración. Tú conoces todo el abismo de Mi misericordia, entonces recoge de ella para ti y especialmente para los pobres pecadores. Antes el cielo y la tierra se vuelvan a la nada, que Mi misericordia deje de abrazar a un alma confiada.

Una vez que hemos encontrado Su Amor y Su consuelo, y hemos podido percibir aunque sea mínimamente, cómo nuestras miserias se hunden en Su Misericordia, a la vez que nos sentimos acogidos, confortados y amados sin límite ni medida, que comprobamos que realmente hay Alguien, que nos comprende, porque también Él sufrió nuestra condición humada; nos acepta, porque Su Infinita Misericordia, es totalmente incompatible con el reproche y con el rechazo; que nos ama tal y como somos, porque Su Corazón es el fruto del Amor de Dios. Lo único que nos pide es: Hija Mía, desea que tu corazón sea la sede de Mi misericordia. Después de tanta Bondad y Misericordia entregada, no pide nada a cambio, no exige nada, no impone nada; simplemente espera pacientemente, mientras sufre todas nuestras infidelidades e ingratitudes, que un día deseemos libremente que nuestro corazón sea la sede de Su Misericordia. Con el Sacramento del Bautismo, se elimina el pecado original, para que podamos ser dignos de recibir el Espíritu Santo, y que nuestro cuerpo, como dice San Pablo se convierta en <<templo del Espíritu Santo>>. Jesús espera ardientemente, que a lo largo de nuestra vida, Le conozcamos, Le deseemos, Le digamos: “Jesús, en Ti confío”, y Le habilitemos nuestro corazón como sede permanente de Su Misericordia, para que corrija y elimine todas nuestras imperfecciones y conductas equivocadas para convertirnos no sólo en portadores, sino en divulgadores y dispensadores de Su Misericordia hasta el fin de nuestros días. Por eso a continuación Le dice: Deseo que ésta misericordia se derrame sobre el mundo entero a través de tú corazón. Cualquiera que se acerque a ti, no puede retirarse sin confiar en esta misericordia mía que tanto deseo para las almas. Jesús desea que le permitamos derramar Su misericordia al mundo entero a través de nuestros corazones, desea que colaboremos eficazmente en transmitir los consuelos, las dulzuras y las delicias de Su Corazón Misericordioso, tierno, acogedor y lleno de Amor. Lo que en definitiva Jesús anhela de nosotros, lo entendió perfectamente el Beato Juan Pablo II y lo mandó escribir en los millones de estampas que durante su Pontificado, distribuyó con la Imagen de Jesús Misericordioso, la frase contenía las siguientes palabras: “Sed apóstoles de la Divina Misericordia”. El Vicario de Cristo en la Tierra, sintetizó en sólo seis palabras, la finalidad de los mensajes de Jesús a Santa Faustina.

miércoles, 8 de febrero de 2012

CONOCER A JESÚS - PARTE II

El segundo atributo es la Misericordia. Hemos visto antes que para Santa Faustina “El Amor de Dios es la flor, la Misericordia es el fruto” (D. 949). Pero ¿Qué es la Misericordia, y en qué consiste su fruto? ¿Cuál es su finalidad? Jesús da respuesta a estas dos preguntas, en una revelación, que ella escribe finalizando el sexto y último cuaderno, y la titula como: “+ Conferencia sobre la misericordia” (D. 1777) Como respuesta a la primera pregunta: Has de saber, Hija Mía, que Mi corazón es la Misericordia Misma. De este mar de misericordia las gracias se derraman sobre el mundo entero. Ningún alma que se haya acercado a Mí, se ha retirado sin consuelo. Toda miseria se hunde [en] Mi misericordia y de este manantial brota toda gracia, salvadora y santificante. Antes de que Santa Faustina, se vea imposibilitada de seguir escribiendo en su Diario, por la evolución desfavorable de su delicada salud; parece que Jesús, a modo de resumen o de declaración final, quiere dejar muy claro, en qué ha consistido, todas las conversaciones, apariciones, revelaciones, promesas y experiencias sentidas o vividas, escritas en el Diario.

En primer lugar, hace constar con firmeza y rotundidad, que más allá, de cualquier concepto, descripción o definición sobre la misericordia, como idea, atributo o consecuencia de las múltiples alianzas, perdones y reconciliaciones, entre Dios y el Pueblo elegido; dice que Su Corazón es la Misericordia Misma. Es decir el corazón, órgano vital para el ser humano, que identificamos como símbolo del amor y motor fundamental para el desarrollo de nuestra vida, que se acaba en cuanto dejamos de sentir sus latidos.

Su Corazón, la Misericordia Misma, tiene que convertirse en motor fundamental para el desarrollo de nuestra vida espiritual, tenemos que sentir y vivir Su Amor, tenemos que sentir y vivir con fuerza, al ritmo de los latidos de Su Corazón, y no apartarnos ni alejarnos de ellos, o inexorablemente nos acercaremos al Abismo tenebroso y aterrador, del que Él siempre quiere alejarnos.

En segundo lugar afirma, que: De este mar de misericordia las gracias se derraman sobre el mundo entero. Es decir de la misma manera, que el Sol sale todos los días para los buenos y los malos; para los justos y los injustos; Sus gracias, las derrama para todos, pero en éste caso con más predilección, por los que no son buenos ni justos; y particularmente las derrama generosa y abundantemente para todos los pecadores, especialmente para los pecadores empedernidos. Con la esperanza puesta en que éstos, sientan los latidos de Su Corazón, perciban Su Amor y se alejen del tenebroso y aterrador Abismo.

En tercer lugar confirma, que: Ningún alma que se haya acercado a Mí, se ha retirado sin consuelo. Toda miseria se hunde [en] Mi misericordia y de éste manantial brota toda gracia, salvadora y santificante. Que maravillosa e incomprensible locura de Amor por nosotros. No importa el mal que hayamos causado, no importa el bien que hayamos dejado de hacer, no importa las atrocidades y pecados que hayamos cometido. Si escuchamos los latidos de Su corazón, por muy suaves, lejanos o imperceptibles que nos lleguen, y lejos de asustarnos por la negrura y el peso abrumador de nuestras faltas, ofensas y pecados; escuchamos con atención la llamada latente y amorosa de Su Corazón, y con paso en un principio quizás inseguro y vacilante, avanzamos a Su encuentro, con nuestro corazón, apesumbrado, dolorido, resentido o roto por las vicisitudes que nos ha tocado vivir o por las decisiones que libremente hemos tomado y que no han sido acertadas; o simplemente a conciencia las hemos hecho mal; si nos acercamos a Él, siempre encontraremos Su Amor y Su consuelo. Y si toda esa negrura y peso abrumador con que nos acercamos a Él; humildemente arrepentidos y confiados se lo entregamos; hundirá nuestras miserias en Su Misericordia, y de ése manantial brotará la gracia salvadora y santificante, que nos redimirá de nuestros pecados y hará de nosotros personas nuevas.

sábado, 4 de febrero de 2012

MENSAJE DE LA VIRGEN EN MEDJUGORJE

Mensaje del 2 de Febrero de 2012
“¡Queridos hijos!, desde hace mucho tiempo estoy con vosotros y durante el mismo os he mostrado la presencia de Dios y su infinito amor, el cual deseo que todos vosotros conozcáis. ¿Y vosotros hijos míos? Vosotros continuáis sordos y ciegos; mientras miráis el mundo que os rodea, no queréis ver hacia dónde se dirige sin Mi Hijo. A pesar de ser Él, la fuente de toda gracia, renunciáis a Él. Me oís mientras hablo, pero vuestros corazones están cerrados y no me escucháis. No oráis al Espíritu Santo para que os ilumine. Hijos míos, la soberbia ha prevalecido. Yo os muestro la humildad. Hijos míos recordad: sólo un alma humilde resplandece de pureza y de belleza, porque ha conocido el amor de Dios. Sólo un alma humilde se convierte en un paraíso porque en ella está Mi Hijo. ¡Os agradezco! Una vez más os pido: orad por aquellos a quienes mi Hijo ha escogido, es decir, sus pastores.”

viernes, 3 de febrero de 2012

CONOCER A JESÚS - PARTE I

CONOCER A JESÚS

Hemos leído, cómo se presentó Jesús a Santa Faustina; cómo le mandó pintar la Imagen que ella vio. Ella no era pintora, pero su director espiritual, le presentó a un pintor, Eugene Kazimierowski, que él conocía y al que encargaron el lienzo. En su Diario, escribe lo siguiente: << Una vez, cuando estaba en [el taller] de aquel pintor que pintaba esa imagen, vi que no era tan bella como es Jesús. Me afligí mucho por eso, sin embargo lo oculté profundamente en mi corazón. Cuando salimos del taller del pintor, la Madre Superiora se quedó en la ciudad para solucionar diferentes asuntos, yo volví sola a casa. En seguida fui a la capilla y lloré muchísimo. Le dije al Señor: ¿Quién Te pintará tan bello como Tú eres? Como respuesta oí estas palabras: No en la belleza del color, ni en el pincel, está la grandeza de esta imagen, sino en Mi gracia. >> (D. 313)
Supongo que no debe ser fácil para un pintor, por muy experimentado que éste sea, plasmar en un lienzo lo que otra persona ha visto. Cuánto más difícil, por no decir imposible, debe ser reflejar la Divinidad de Jesús.

No obstante, a partir de lo sucedido en el taller del pintor, y de las palabras en la capilla; Jesús en un acto de inmensa ternura y delicadeza, se presenta a Santa Faustina << con el mismo aspecto que tiene en esta imagen >>, frase que repite con frecuencia en su Diario, cuando Jesús se aparece ante ella.
Por lo tanto Jesús da su aprobación o visto bueno, a la Imagen con que desea que Le identifiquemos; para que se divulgue, y que todos conozcan su aspecto físico.
Sin embargo, conocer, sentir o vivir, la divinidad de Jesús, en todas las facetas y perfecciones de Su dimensión Divina; es, simplemente, imposible para un ser humano, que por su naturaleza, es imperfecto, limitado y está sujeto a las leyes de la temporalidad de su existencia en la Tierra. En su Diario, escribe Santa Faustina: << Y de aquel resplandor se oyó la voz: Quién es Dios en su esencia, nadie lo sabrá, ni una mente. Jesús me dijo: Trata de conocer a Dios a través de meditar sus atributos. >> (D: 30)

Si leemos detenidamente los Evangelios; desde mi punto de vista, para algunos, quizás simplista o escueto; podemos observar en el Nacimiento de Jesús, y con posterioridad en su vida pública, tres cualidades o atributos de Dios, fundamentales; que en las revelaciones a Santa Faustina, pueden apreciarse claramente en su Diario.

El primer atributo es el Amor. Dios para dar cumplimiento a la promesa de salvación para el pueblo judío, realizada a nuestros antepasados en el Antiguo Testamento; realiza el acto más sublime de Amor, enviando al Espíritu Santo a un pueblecito de Judea, llamado Nazaret, para que con su manto cubriera a una jovencita llamada María, que previamente con su, “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra” aceptó incondicionalmente llevar en su seno al Hijo de Dios y convertirse en la Madre del Salvador.
Esta consecuencia del Amor de Dios, que es Jesús, años más tarde, reconocería públicamente, que Dios, le había enviado; que Dios es nuestro Padre; un Padre cercano, comprensivo, respetuoso con nuestro libre albedrío a pesar de los sufrimientos que le causamos con nuestras decisiones; y lleno de paciencia y de Amor, esperando ansiosamente que con nuestro libre albedrío, decidamos volver a la Casa del Padre, donde Él nos espera; como en la maravillosa parábola del hijo pródigo.

Jesús públicamente también, nos dio el mandamiento del amor: << Amarás al Señor tu Dios, sobre todas las cosas; y a tu prójimo como a ti mismo >>. Y reconoció que Él es el auténtico << Camino, Verdad, y Vida >>; y que sólo a través de Él, podemos llegar al Padre. Reconoce que es un Camino estrecho y angosto. Difícil y duro para nuestra condición humana, me atrevería a decir. Pero lleno de autenticidad, de alegría, de gozo y de paz. Alegría de comprobar con cada paso, que estamos en el Camino correcto, que lleva al encuentro de nuestro Padre. Alegría de comprobar que con nuestros resbalones, tropiezos y caídas, podemos contar con la ayuda incondicional de Nuestro Salvador y de Nuestra Madre la Virgen María, que siempre nos socorren y atienden. Gozo de sentir la presencia de Dios más cerca de nosotros, aun cuando Él siempre está en nosotros. Y paz, esa paz profunda y reconfortante, que ningún vaivén de la vida, puede arrebatarnos, porque está basada en una relación de entera confianza y amor entre el Creador, que con Amor, se entrega a todos; y la creatura, que sin temor, le acoge y le entrega, todas sus debilidades, limitaciones, infidelidades, preocupaciones, sufrimientos y vicisitudes de la vida; con la certeza de que sus oraciones, son permanentemente escuchadas y atendidas por Dios; que siempre, responde con su ayuda.