“Queridos hijos, hoy os llamo a todos: orad
por mis intenciones. La paz está en peligro, por lo tanto, hijos míos, orad y
sed portadores de paz y esperanza en este mundo sin paz donde Satanás ataca y
pone a prueba de todas las formas. Hijos míos, sed fuertes en la oración y
valientes en la fe. Yo estoy con vosotros e intercedo ante mi Hijo Jesús por
todos vosotros. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”
-HERMANDAD DE LA MISERICORDIA DIVINA- "Jesús, en Ti confío, en estas palabras se resume la fe del cristiano, que es la fe en la Omnipotencia del amor misericordioso de Dios" (Benedicto XVI) "Sed apóstoles de la Divina Misericordia" (Beato Juan Pablo II) *LA HUMANIDAD NO CONSEGUIRÁ LA PAZ HASTA QUE NO SE DIRIJA CON CONFIANZA A MI MISERICORDIA* (D. 300) (D. ---) [Diario, La Divina Misericordia en mi alma, de Santa María Faustina Kowalska. Editado por: Ediciones Levántate.]
jueves, 26 de noviembre de 2015
lunes, 23 de noviembre de 2015
+ "SIENTO ALGO MUY FUERTE EN MEDJUGORJE, CREO QUE DIOS ESTÁ AQUÍ"
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En los últimos meses, los
periodistas de Radio "Mir" Medjugorje tuvieron la oportunidad de
hablar con un gran número de peregrinos, entre los que se encontraba Layousse,
un joven israelí que vino por primera vez al Festival de la Juventud.
"Aquí hay jóvenes que pertenecen a grupos de oración y el
guía de nuestro grupo representa a un movimiento de oración israelí en el
Vaticano. El objetivo de nuestro movimiento es acercar a la gente a Dios,
hablar con ellos y ayudarles a progresar en la fe. Personalmente, siempre he
creído en Dios, pero en Medjugorje siento algo muy fuerte, creo que Dios está
aquí. En este lugar he podido ver algo en lo que no había creído hasta ahora y
por ello le estoy muy agradecido a Dios. El Festival de la Juventud se centra
muy bien en los jóvenes, tanto en adolescentes como en muchos otros jóvenes sin
religión que se sienten completamente perdidos hoy en día en este mundo. Hay
muchísimos jóvenes adictos dependientes de tantas cosas, que caen
constantemente en tentaciones... Necesitamos volver a Dios para poder combatir
al demonio. La Virgen es nuestra única esperanza."
Fuente: www.centromedjugorje.org
martes, 17 de noviembre de 2015
+ "LA SOLA FE, SIN AMOR Y SIN OBRAS DE AMOR, ES UNA SOMBRA DE FE, ES ALABARSE A SÍ MISMO"
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Nuestra Madre corrige a aquellos
que creen que se salvan por la sola fe. Esto es lo que sostienen los
protestantes y que les viene directamente de Lutero. Cuentan que Lutero, en un
arranque de furia, quitó de la Biblia la carta de Santiago y la arrojó con violencia.
La razón: contradecía abiertamente su enseñanza, que bastaba sólo la fe para
ser salvados. La fe en Cristo, se entiende. El apóstol Santiago (el menor, no
el hijo de Zebedeo y hermano de Juan) escribió: “¿De qué sirve,
hermanos míos, que alguien diga: «tengo fe », si no tiene obras? ¿acaso
podrá salvarle la fe? Si un hermano o una hermana están desnudos y
carecen del sustento diario, y alguno de vosotros les dice: «Idos en paz,
calentaos y hartaos», pero no les dais lo necesario para el cuerpo, ¿de qué
sirve? Así también la fe, si no tiene obras, está realmente muerta. Y al
contrario, alguno podrá decir: «¿Tú tienes fe?; pues yo tengo obras. Pruébame
tu fe sin obras y yo te probaré por las obras mi fe. ¿Tú crees que hay un solo
Dios? Haces bien. También los demonios lo creen y tiemblan. ¿Quieres saber tú,
insensato, que la fe sin obras es estéril? Abraham nuestro padre ¿no alcanzó la
justificación por las obras cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿Ves
cómo la fe cooperaba con sus obras y, por las obras, la fe alcanzó su
perfección? Y alcanzó pleno cumplimiento la Escritura que dice: Creyó Abraham
en Dios y le fue reputado como justicia y fue llamado amigo de Dios.» Ya veis
cómo el hombre es justificado por las obras y no por la fe solamente. Del mismo
modo Rahab, la prostituta, ¿no quedó justificada por las obras dando hospedaje
a los mensajeros y haciéndoles marchar por otro camino? Porque así como
el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta” (St
2:14-26).
Si la Santísima Virgen decidió aclarar esa verdad de la fe, de
siempre, cabe preguntarse si no es porque la Iglesia, como temía Pablo VI, se
ha estado fuertemente “protestantizando”. Uno de los síntomas de esa advertida
“protestantización” es ignorar el Magisterio universal de la Iglesia con la
consecuencia que la persona hace su propia interpretación de la Sagrada
Escritura. El Magisterio es visto como imposición que ofende a la autonomía,
como susceptible de ser cambiado de acuerdo a condiciones y culturas diferentes
y es así como –por ejemplo- se oye hablar de “fe adulta”, que no es otra cosa
que llamar fe a lo que es todo lo opuesto porque se enfrenta a las enseñanzas
de la Iglesia. Una fe verdaderamente adulta es todo lo contrario, una fe
crecida no sigue las corrientes de la moda, el espíritu del tiempo, como si
Dios pudiese mudarse o cambiar de opinión. Una fe adulta y madura es la que
está radicada en la amistad con Cristo y que es totalmente fiel a su Palabra.
Esa amistad -que viene del amor y de la fe por el Señor alimentados ambos por
la oración diaria y la adoración asidua, por la lectura y asimilación de su
Palabra, por la obediencia a las enseñanzas del Magisterio de siempre de la
Iglesia- es la que nos abre a todo lo que es bueno y bello; al amor y las obras
del amor. Amor y fe de quien vive en el Espíritu y en momentos de confusión
-como el que vivimos- tiene criterios para discernir lo verdadero de lo falso,
entre la impostura y la verdad.
Nuestra Madre nos llama a vivir
en la verdad de Cristo, que es la verdad del amor y que se entronca con la fe.
En el Señor verdad y amor, se encuentran. En la medida que nos acercamos a
Jesucristo, la verdad y el amor se funden también en nuestras vidas. El amor
sin la verdad sería ciego, y la verdad sin el amor –como dice el apóstol san
Pablo a los corintios- es “campana que toca, platillos que resuenan” (Cf
1Co13:1), o sea puro ruido, mera hojarasca. Como nos advierte la Santísima
Virgen en este mensaje, lo mismo ocurre con la fe sin obras de caridad. Esa fe
es una sombra, es un fantasma de fe, no fe verdadera. Nada de eso da verdadera
gloria a Dios ni nos santifica. Santificarse, hacerse santos, o más bien dejar
que Dios obre en nosotros por medio de la gracia y de nuestra fe manifestada en
obras de amor, es el camino que nos llevará al Cielo, adonde nuestra Madre nos
conduce y está a las puertas esperándonos.
Por cierto que no es fácil amar como Dios y la Santísima Virgen nos
piden, y esto cuanto más nos aproximamos a la luz de la verdad -que viene de
nuestra mayor cercanía al Señor- más se nos vuelve evidente. Sin embargo, Ella
nos alienta, para que no desesperemos ni nos desanimemos, a la par que nos
exhorta a no dejar de orar para poder amar más y más. Sólo así podremos
volvernos sus apóstoles. Esos enviados suyos que aman a Dios con todas sus
fuerzas, con toda su alma y aman a todos. Quienes mediante el testimonio de
vida le enseñan al mundo qué es amar de verdad.
En ese sentido, las vidas de los santos –que son siempre ejemplares
(de paso recordemos que la Santísima Virgen en Medjugorje recomienda leer a los
santos y saber de sus vidas)- nos permite ver casos concretos de ese apostolado
de amor del que nos habla. Un gran ejemplo de testimonio de amor se nos
presenta en san Maximiliano María Kolbe. San Maximiliano murió en el campo de
Auschwitz, poniéndose en lugar de un padre de familia a quien los alemanes iban
a matar. El suyo fue un holocausto de amor, o como lo definió san Juan Pablo
II, él fue un mártir del amor.
Decía este gran apóstol de María, fundador de la Milicia de la
Inmaculada, que cuando nuestra voluntad choca con la de Dios lo que sobreviene es
dolor y sufrimiento, cuando en cambio coinciden, cuando nuestra voluntad se
identifica con la voluntad divina se vive la santidad, la paz del corazón. Para
tener alguna idea de los altos valores que este santo polaco infundía a quienes
trabajaban bajo su dirección, para el periódico que editó dio a sus periodistas
unas reglas y entre ellas figuraban: “No condenar a los que se equivocan. No
apresurarse a la afirmación de una mala voluntad”. Si sólo esas dos máximas
aplicáramos en nuestra vida diaria ¡cuánto bien haríamos y nos haríamos!
También es suya esta frase: “La vida es breve. Hemos de emplear todo
nuestro tiempo… Se vive una sola vez. Es necesario ser santos, no a medias,
sino totalmente, para gloria de la Inmaculada y la mayor gloria de Dios”.
Esta brevedad de la vida nos la recuerda una vez más nuestra Madre al
exhortarnos a poner nuestro corazón no en las cosas de este mundo, que han de
desaparecer, sino en el amor que perdura y trasciende, ese amor manifestado en
obras que abrirán las puertas del Reino de Dios. Todo lo que atesoramos en la
tierra un día se perderá y para siempre, sólo nos llevaremos el amor que
hayamos prodigado con nuestros actos concretos, el bien que hayamos
hecho.
¡Ánimo pues, Ella nos bendice, nos acompaña y ora por cada uno de
nosotros para que así sea!
P.
Justo Antonio Lofeudo
viernes, 13 de noviembre de 2015
¡CUANTO DUELE ESTA CONFIDENCIA QUE NO ES POCO FRECUENTE!
jueves, 12 de noviembre de 2015
+ COMENTARIO DEL P. GUSTAVO JAMUT AL MENSAJE DE 25 DE OCTUBRE
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La misericordia de la Virgen María,
es un reflejo de la misericordia de Jesús, por eso: ella ora a Dios,
especialmente por quienes se han vuelto duros de corazón.
Pero, podríamos preguntarnos,
¿Quiénes se han vuelto duros de corazón? O también: ¿Cuál es la señal de
que uno se ha vuelto duro de corazón? Y estas preguntas no son para
dirigir la mirada a los demás y juzgarlos, sino para examinarnos a nosotros
mismos; no sea que siendo sacerdotes, religiosas o laicos comprometidos,
nuestro corazón se haya endurecido y ni siquiera nos hayamos dado cuenta.
Se ha endurecido el corazón de
quienes no somos conscientes de los dones que Dios cada día nos da; no nos
damos cuenta que estamos recibiendo permanentemente un sinfín de Bendiciones, y
sin embargo pensamos, hablamos, decidimos y actuamos como quienes parecen no
haber tenido nunca la experiencia del amor de Dios y la visita de su Madre.
Se ha endurecido el corazón de
quienes se han acostumbrado a los dones del Señor y han perdido la capacidad de
la gratitud, de la pequeñez espiritual, de quienes se han vuelto mal humorados
y quejosos por todo, de quienes han dejado de dar testimonio de los mensajes
con el ejemplo de su vida, vivida con sencillez, generosidad y alegría, se ha
endurecido el corazón de quienes no tienen un verdadero compromiso con los
mensajes de Nuestra Madre, ni tampoco con sus comunidades.
Se ha endurecido el corazón de
quienes no se dan cuenta que están viviendo días de gracia, y en lugar de poner
los medios concretos para crecer en la santidad diaria, dan vuelta
permanentemente sobre lo mismo, como perro que quiere morderse la cola.
La Reina de la Paz con su presencia,
con sus mensajes, y con su oración materna, nos está animando a buscar y a
vivir la santidad, liberándonos de todo lo artificial y secundario, y
regresando a la esencia del Evangelio, de la Buena Noticia que Jesús nos ha
traído, amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todas las
fuerzas, y al prójimo como a uno mismo.
Por eso, si me permites me atrevo a
aconsejarte que este mes no leas el mensaje como uno más, sino que te tomes el
tiempo para meditar en el elogio (piropo) que la Reina de la Paz te hace en
este mensaje, cuando te dice que eres único/a e insustituible y que eres la alegría
de Dios en este mundo, así como también que te tomes el tiempo
para pedirle a la Madre que te tome espiritualmente de la mano y te ayude a
mirar tu vida con sus ojos, de manera tal que sea ella quien te diga si tu
corazón se ha endurecido en algún aspecto. Y si es así ¿en cuál?, y ¿que debes
hacer para poder cambiar? Que sea ella que te ayude a encontrar una respuesta
sincera a la pregunta de: ¿Cómo estás testimoniando la paz, la oración y el
amor en tu familia, en tu comunidad y en todos los ambientes?
Que la Reina de la Paz te conceda su
Bendición maternal. Me confío a tu oración.
P. Gustavo Jamut
martes, 10 de noviembre de 2015
¡BENDITA FAMILIA!
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«En
medio de las turbulencias suscitadas por los cuestionamientos sobre la familia,
deseo hacer resonar aquí la voz apacible, cristalina, profética, penetrante y
sanadora de la muy santa madre de Dios. Desde 1981 en Medjugorje nos ha venido
dando todas las pistas que necesitamos hoy en día para que nuestras familias
sean sanas y santas.
¡Escuchemos su voz y vivamos sus
directivas dadas en sus mensajes! ¡Hubiéramos podido evitar tantos dramas,
rupturas, perversiones y depresiones que han minado el mundo occidental si
hubiéramos puesto en práctica sus consejos maternales! He aquí algunos de ellos
que los videntes nos han transmitido en el curso de estos años:
“Queridos hijos, Satanás quiere
destruir a sus familias y trabaja día y noche. Resístanle, con el rosario en
las manos”.
“Que los padres oren con sus hijos,
que los hijos oren con sus padres. De esta manera, unidos en la oración,
Satanás no podrá lograr nada en contra de ustedes”.
“Los invito a orar cada día en
familia. La oración en familia es EL remedio para sanar al mundo de hoy”.
“Un simple rosario puede realizar
milagros en el mundo y en sus vidas”.
“Que su primer grupo de oración sea
la familia de ustedes”.
“Cuando oran juntos, Jesús está en
medio de ustedes. El objetivo de la oración en familia es hacer que Jesús esté
con ustedes”.
Cuando Jesús está con nosotros, ¡qué otra cosa podemos necesitar, teniendo a Dios en nuestro hogar! Jesús, por supuesto, realiza un trabajo divino entre nosotros. Le dará a uno la paz, a otro la sanación, la liberación, la alegría, el consuelo, la luz… y nuestra vida familiar se transformará. Si oramos todos los días, Jesús vivirá con nosotros, será un miembro más de nuestra familia. A tal punto que papá, mamá, el tío hablarán de Él con amor y respeto y los niños que moran allí comprenderán que Dios es grande, que Dios existe, que es bueno puesto que papá y mamá se dirigen a Él con amor. Y así las semillas de la fe se depositarán en sus corazones. Pero si los padres nunca hablan de Dios en familia, los niños comprenderán que Dios no existe o, si existe, que no es importante.
Cuando Jesús está con nosotros, ¡qué otra cosa podemos necesitar, teniendo a Dios en nuestro hogar! Jesús, por supuesto, realiza un trabajo divino entre nosotros. Le dará a uno la paz, a otro la sanación, la liberación, la alegría, el consuelo, la luz… y nuestra vida familiar se transformará. Si oramos todos los días, Jesús vivirá con nosotros, será un miembro más de nuestra familia. A tal punto que papá, mamá, el tío hablarán de Él con amor y respeto y los niños que moran allí comprenderán que Dios es grande, que Dios existe, que es bueno puesto que papá y mamá se dirigen a Él con amor. Y así las semillas de la fe se depositarán en sus corazones. Pero si los padres nunca hablan de Dios en familia, los niños comprenderán que Dios no existe o, si existe, que no es importante.
Jesús monta guardia en nuestro hogar.
Llena la casa con su presencia y estamos felices. Neutraliza poco a poco todos
los virus que destruyen a la familia: la crítica, el odio, los celos, la
envidia… sin olvidar la pornografía que invade tantos hogares. Una encuesta ha
demostrado que la pornografía es la causante de más del 70% de los divorcios.
Jesús limpiará todo lo que daña a la familia y sembrará en ella los valores que
la construyen: la unión de los corazones, el compartir, la ayuda mutua, el
perdón. Si sus miembros nunca se piden perdón, la familia está en peligro. Es
muy saludable no acostarse por la noche sin haber hecho las paces entre
nosotros.
De esta manera cuando Satanás llega a
nuestra casa para realizar su trabajo de destrucción, ve que el lugar ya está
ocupado por otra persona. Ve que Jesús está allí y queda aterrorizado. Deja
caer sus armas y ya no puede hacernos daño. Jesús lo ha vencido en la cruz y
desde aquel momento el Enemigo no soporta su presencia. Una familia que ora
cada día construye una barrera de contención contra el mal, contra el
Destructor. ¡Esta barrera es el mismo Cristo! Pero en una familia que no ora,
¿dónde está la barrera? No la tiene, y la familia corre serios riesgos.
Suelen oírse los siguientes
comentarios: “Ahora podemos casarnos porque tenemos todo lo
que necesitamos para formar una buena familia: casa, dinero, trabajo,
salud… todo”. Pero si Jesús no está en el centro de la familia,
¿dónde está su protección? Cuando el Destructor llegue para arrasar con ella,
no será ni la casa, ni el trabajo, ni el dinero lo que lo ahuyentará. ¡Sólo
Jesús puede hacerlo! Es preferible tener a Jesús y ser pobre que poseer muchos
bienes sin Jesús. Cuando María eligió el pueblito de Medjugorje dijo: “¡He
encontrado aquí a verdaderos creyentes!” ¡Para aquellas
familias, Jesús era su único bien!
Si alguien blasfema en la familia,
ignórenlo. Permanezcan tranquilos y hagan de cuenta que no oyeron nada, pero en
su corazón bendigan a Dios. Entonces su bendición anulará el efecto de la
blasfemia. ¡El que blasfema se cansará de blasfemar antes de que ustedes se
cansen de bendecir a Dios! De esta manera conservarán la paz en su corazón y
esta paz fluirá a su alrededor. Dios tiene un plan de santidad para todos los
miembros de su familia. Si oran, serán el instrumento de Dios para aquellos que
no conocen su amor. “No discutan”, nos dice María. Los
corazones se abren por medio del ejemplo y no por medio de discusiones.
La Virgen vino para
suplicarnos: “¡Renueven la oración en familia!”. Hoy
en día el ataque es muy fuerte, necesitamos armas poderosas para no ser
derrotados.
¡Oremos mucho por el Sínodo en Roma!»
miércoles, 4 de noviembre de 2015
+ LOS DEMONIOS Y LAS APARICIONES A MIRJANA
Exactamente el día en que
comenzó el tercer milenio, el 1 de enero de 2001, la Reina de la Paz dijo en
un mensaje: “Ahora satanás está libre de sus cadenas”. A medida que se acercan los
secretos anunciados por la Virgen en Medjugorje al maligno se le acaba
el tiempo para actuar. Por este motivo actúa cada vez con
mayor agresividad y maldad: sabe que se le acaba el tiempo.
Unido a esto la Reina de la Paz cada vez se
manifiesta con más amor y con más poder a través de su presencia en
Medjugorje. Por un lado satanás está más rabioso y más activo
que nunca. Por otro lado la Mujer que le pisa la cabeza se manifiesta cada
vez con más fuerza como Reina de la Paz.
Este es el motivo que
explica lo que está ocurriendo cada vez con mayor notoriedad durante las
apariciones del día dos a Mirjana. Los demonios se manifiestan y se oyen
gritos, gemidos, con voces tremendas que no parecen de este mundo. El demonio, que está instalado
como dueño en el interior de muchas personas, manifiesta toda su rabia y
desesperación cuando se hace presente aquella que le pisa la cabeza.
Esto no debe causar
miedo: es un motivo de alegría. Es una prueba más de que en Medjugorje está
sucediendo una gran batalla, las almas son liberadas del domino del infierno
y satanás es vencido por la Virgen María. Es una prueba más de que a
través de Medjugorje Dios tiene un plan muy especial: vencer para siempre al
mal.
Fuente:
Reina de la Paz TV
Rosas para la Gospa | 29 octubre, 2015
en 10:41 PM | Categorías: Sin categoría | URL: http://wp.me/p16DH0-2WR
|
martes, 3 de noviembre de 2015
+ MENSAJE DE LA VIRGEN EN MEDJUGORJE 02-11-15
“Queridos hijos, de nuevo quiero hablaros
del amor. Os he reunido en torno a mí, en Nombre de mi Hijo, según Su voluntad.
Quiero que vuestra fe sea firme y que provenga del amor, porque mis hijos que
comprenden el amor de mi Hijo y lo siguen, viven en el amor y en la esperanza.
Ellos han conocido el amor de Dios. Por eso, hijos míos, orad, orad para que
podáis amar más y hacer obras de amor, porque la fe sola, sin amor y sin obras
de amor, no es lo que busco de vosotros. Hijos míos, esa es una apariencia de
fe, eso es vanagloriarse. Mi Hijo pide fe y obras, amor y bondad. Yo oro y os
pido también a vosotros, que oréis y viváis el amor, porque quiero que mi Hijo,
cuando mire los corazones de todos mis hijos, pueda ver en ellos amor y bondad,
y no odio ni indiferencia. Queridos hijos, apóstoles de mi amor, no perdáis la
esperanza, no perdáis la fuerza, vosotros podéis lograrlo. Yo os aliento y os
bendigo, porque todas las cosas de esta tierra –que desgraciadamente muchos
hijos míos ponen en el primer lugar– desaparecerán, y permanecerán solo el amor
y las obras de amor, que os abrirán las puertas del Reino de los Cielos. Yo os
estaré esperando en Esas puertas. En Esas puertas quiero esperar y abrazar a
todos mis hijos. ¡Os doy las gracias!”
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