¡Oh Luz eterna que vienes a ésta tierra, ilumina mi mente y refuerza mi voluntad para que no me detenga en los momentos de las pruebas difíciles! Que tu luz disipe toda sombra de duda, que tu Omnipotencia obre a través de mí. En Ti confío, ¡Oh Luz increada! Tú ¡Oh Niño Jesús!, eres mi ejemplo en el complimiento de la Voluntdad de Tu Padre, Tú que dijiste: vengo a cumplir Tu Voluntad, haz que también yo cumpla fielmente en todo la Voluntad de Dios. ¡Oh Divino Niño!, otórgame ésta gracia. Amén (D. 830)
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