¡JESÚS, SE PRESENTA ANTE NOSOTROS!
Jesús en Sus revelaciones, no pone ninguna objeción a lo expuesto anteriormente, como es lógico, todo lo dispuso Él, en el Evangelio; y a sido desarrollado a lo largo de los siglos por nuestra Santa Madre Iglesia; lo que pide, a veces parece incluso, que nos lo suplica, es que hay que llevarlo a cabo de todo corazón, con una total confianza en Él, que nos dejemos llevar de Su mano para que todo lo hagamos por amor a nuestros prójimos y por amor a Él. Sí por amor a Él. Pero ¿cómo se puede amar a alguien que no hemos visto, que no hemos hablado directamente con él, en fin que no le conocemos a fondo? ¡Claro! que sabemos que es el Hijo de Dios, que bajó del Cielo, que renunciando a su condición divina, se hizo hombre, y durante treinta años, vivió en el hogar de José y María, que posiblemente trabajó de carpintero, y que una vez iniciada su vida pública, en los evangelios aparecen numerosos milagros y enseñanzas en forma de parábolas no siempre fáciles de comprender, y discusiones con las castas sacerdotales que no aceptaban Sus enseñanzas; y que todo acabó con su dolorosa Pasión y Muerte, dando cumplimiento a lo escrito por los profetas en el Antiguo Testamento. Y que con su Resurrección y Ascensión a los Cielos después de entregar al Espíritu Santo a sus discípulos les dijo: “Id por todo el mundo y enseñad el Evangelio”
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