Es muchísimo lo que Jesús pone a nuestro
alcance, en el día de la celebración de la Fiesta de la Misericordia, a todos
los que con confianza y alegría se acercan a Él.
Pero desea que además de confianza y alegría,
vayamos con un espíritu bien preparado y predispuesto para que con humildad y
contrición acudamos al Sacramento de la Reconciliación, y una vez puesto
nuestros contadores a cero, podamos recibirle en paz y en plenitud en la Santa
Comunión.
En el apartado D. 796 Jesús nos indica la
mejor forma de prepararnos para Su Fiesta: El Señor me dijo rezar esta
coronilla durante nueve días antes de la Fiesta de la Misericordia. Debe
iniciarse el Viernes Santo. Durante
este novenario concederé a las almas toda clase de gracias.
Imagen, Coronilla, Fiesta y obras de
misericordia son los cuatro pilares fundamentales del Culto a la Misericordia
Divina, que Jesús interrelaciona frecuentemente, porque son el mejor camino,
para adentrarnos en Su Misericordia y conocerla mejor a través de nuestra
propia experiencia.
Sintiendo y experimentando amor se aprende a
amar. Sintiendo y experimentando Su Misericordia aprenderemos a ser
misericordiosos con nosotros mismos y con los demás. Es nuestra última tabla de
salvación como Jesús explica en el apartado D. 965: Las almas mueren a pesar de Mi amarga Pasión. Les ofrezco la última
tabla de salvación, es decir, la Fiesta de Mi misericordia. Si no adoran Mi
misericordia, morirán para siempre. Secretaria de Mi misericordia, habla a las
almas de esta gran misericordia Mía, porque está cercano el día terrible, el
día de Mi justicia.
Ignoramos cuándo será el último día de
nuestra estancia en éste mundo, pero sólo de nosotros depende cómo presentarnos
ante Él, cargados de misericordia o cargados con el peso de nuestras decisiones
equivocadas, que nos han alejado del Él. De nuestros mismos depende que
recibamos Su Misericordia o Su Justicia.
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