“Queridos
hijos, para mi Corazón materno, es una gran alegría venir y manifestarme a
vosotros. Esto es un regalo de mi Hijo para vosotros y para los que
vendrán.
Como Madre os invito: amad a mi Hijo por encima de todo. Para que
podáis amarlo con todo el corazón debéis conocerlo; y lo conoceréis por medio de
la oración. Orad con el corazón y con sentimiento. Orar significa pensar en Su
amor y en Su sacrificio. Orar significa amar, dar, sufrir y ofrecer. Hijos míos,
os invito a ser apóstoles del amor y de la oración. Hijos míos, este es un
tiempo de vigilia. En esta vigilia os invito al amor, a la oración y a la
confianza.
Mi Corazón materno desea que, cuando mi Hijo mire en vuestros
corazones, vea en ellos confianza y amor incondicionales. El amor unido de mis
apóstoles vivirá, vencerá y desenmascarará el mal. Hijos míos, yo fui el cáliz
del Hombre-Dios, fui instrumento de Dios, y por eso, apóstoles míos, os invito a
que seáis cáliz del amor puro y sincero de mi Hijo. Os invito a ser un
instrumento para que, quienes no han conocido el amor de Dios y nunca han amado,
comprendan, acepten y se salven. ¡Os doy las gracias!”
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