La presencia diaria de la
Virgen María en Medjugorje, por casi 30 años, es la intervención
extraordinaria de Dios, más grande en la historia después de Pentecostés. Y
reconocida la sobrenaturalidad del fenómeno, de parte del Magisterio: será
el acontecimiento eclesial que, después del evangelio, realce más la figura
de la Virgen. Se recuerda que en Medjugorje la Virgen le narró a los
videntes (durante dieciocho meses) toda su vida: desde su nacimiento hasta
su gloriosa Asunción a los cielos. Y a la vidente Vicka, de manera
especial, le dictó todos los detalles. De tal manera, que la vidente llegó
a escribir tres cuadernos. Vicka, a partir de Pentecostés de 1983, espera
el momento que la Virgen indique para publicar esta narración. Otro
dato interesante, mientras corría el año 1984, es que los videntes
afirmaron que la Madre de Dios les reveló que el día de la celebración
del Bimilenario de
su nacimiento era el 5 de agosto. También aquel mismo año, el 25
de diciembre, la vidente Jelena Vasilj tuvo una visión sobre la Navidad que
presentamos a continuación. El episodio está tomado del
libro “Oren Juntos con el Corazón Alegre” del Padre Slavko
Barbaric, antiguo guía espiritual de los videntes y del Santuario de
Medjugorje.
Testimonio de Jelena Vasilj
—“La Virgen me prometió el 22 de diciembre (de 1984), que el
25 me iba a mostrar cómo vivió la Navidad; y tuve la siguiente visión:
—Al inicio vi un ángel que luego desapareció. De inmediato
todo se volvió oscuridad y de la oscuridad, poco a poco, apareció un cielo
estrellado. En el horizonte vi a alguien que se acercaba. Era
san José con un bastón en la mano. Caminaba sobre una calle empedrada y en
el fondo, hacia donde se dirigía, vi varias casitas iluminadas. Al
lado suyo vi un mulo, y sobre él, vi a la Virgen muy triste,mientras le
decía José:“Estoy
muy cansada. Mucho desearía que alguien nos hospedara esta noche”.
Y José contesto: “Allí
hay casas. Pediremos allí”. Al acercarse a la primera
casa, José llamó a la puerta. Alguien le abrió, pero a penas vio a José y
María, cerró inmediatamente la puerta. Esta escena se repitió varias veces.
Y en algún caso, para incitarle a María y a José que no llamaran a las
puertas mientras se dirigían hacia sus casas, llegaron hasta a apagar las
luces interiores. Ambos estaban muy tristes, y José particularmente
estaba muy adolorido, confundido y turbado por todos estos rechazos. María
en medio de su tristeza lo animó diciéndole: “¡José: conserva la
paz!, ¡el día de la alegría ha llegado! Sin embargo, ahora deseo orar
contigo porque hay mucha gente que no le permite a Jesús nacer!”
“Después de haber orado, María dijo: “¡José, mira: allá abajo hay
un establo! En verdad allí no duerme ninguno. Seguramente está
abandonado”. Y de esta manera se dirigieron hacia
allá. Adentro hay un mulo y llevan también el suyo delante del
pesebre. Entonces, José recoge un poco de leña para encender el
fuego. Luego coloca un poco de paja; pero el fuego inmediatamente se
apaga, porque tanto la leña como la paja estaban sumamente húmedas.
Mientras tanto, María, busca como calentarse cerca de los mulos.
Sucesivamente, se me presentó una segunda escena. El
establo, que hasta ahora estaba poco iluminado, de pronto se iluminó como
si fuera de día. Y de momento, cerca de María, vi al Niño Jesús
recién nacido mover las manitas y los piececitos. Tiene un rostro
sumamente dulce; parece que ya sonríe. El cielo, por otra parte, se
llena de muchas estrellas luminosas. Arriba del establo vi dos
ángeles que llevaban en la mano algo parecido a una bandera grande sobre la
cual estaba escrito: “¡Te glorificamos, oh Señor!” Sobre estos
dos ángeles, había un enorme ejército celestial que cantaba y glorificaba a
Dios. Luego, algo distante del establo, vi un grupo de pastores que
cuidaba su rebaño. Están cansados y algunos ya dormían. Y he aquí que
un ángel se les acerca y les dice: “Pastores escuchen la buena nueva: ¡Hoy Dios ha
nacido en medio de ustedes! Lo encontrarán recostado en el pesebre de aquel
establo. Sepan que lo que les digo es cierto”.
De inmediato los pastores se dirigieron hacia el establo y, luego de haber
encontrado a Jesús, se arrodillaron y le ofrecieron sencillos dones.
María les agradece con dulzura y agrega: “Les agradezco por todo, sin
embargo, quisiera ahora orar con ustedes, porque muchos no quisieron acoger
a Jesús que estaba por nacer”.
Después de esto, instantáneamente desapareció esta segunda
escena y apareció la tercera. Vi en Jerusalén los Magos que preguntaban por
Jesús, pero nadie sabía darles información al respecto; hasta que vieron
levantarse de nuevo la estrella cometa que los guiaba hasta el establo de
Belén. Extasiados y conmovidos, observan al Niño Jesús, se inclinan
rostro en tierra para adorarlo profundamente y luego le ofrecen dones
preciosos. María les agradece y les dijo luego: “Ahora deseo orar con
ustedes porque muchos hombres no quisieron adorar a Jesús”.
Hasta aquí la narración de la Navidad según Jelena.
También en el 15 de diciembre de 1984, la Virgen sugirió a
los videntes unos temas de preparación a la Navidad.
1. “Habrán sus corazones,
porque Jesús quiere habitar en ellos después de la Navidad.”
2. “Acojan la Navidad con alegría.”
3. “Purifíquense para la Navidad.”
4. “De ahora en adelante, permitan que
Jesús ocupe el primer lugar en sus corazones.”
5. “Permitan que sólo Jesús los colme de
alegría.”
6. “Permitan que el amor esté presente
en cada una de sus palabras.”
7. “Nace el Hombre-Dios que desea el
mundo unido.”
8. “Vivan en Jesús.”
9. “No se aparten de la Navidad.”
A continuación, algunos mensajes
del año 1984 aquel sobre la Navidad
16 de diciembre: “¡Queridos
hijos: procuren que de la iglesia difunda la fragancia de Navidad! ¡Y que
la Navidad esté ya en los peldaños de su casa! Purifiquen sus corazones, de
manera que estén listos para recibir a Jesús en Navidad. ¡No permitan
que las cosas materiales tomen la delantera sobre la Navidad de Jesús!
Queridos hijos, Jesús nace: ¡recíbanlo con un corazón alegre!”
18 de diciembre: “Queridos
hijos: deseo que cada uno de ustedes prepare en su corazón el pesebre para
Jesús”.
21 de diciembre: “Queridos
hijos: deseo que ustedes sean para Jesús como una flor que florece en
Navidad; una flor que no se marchitará, y que nunca cesará de florecer aún
cuando la Navidad haya pasado. Deseo que sus corazones sean como los
pastores de Belén delante del pesebre de Jesús”.
25 de diciembre: “¡Deseo
que esta Navidad sea para ustedes una Navidad luminosa!”.
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