Soy devoto de la Misericordia
Divina desde hace años, no sabría decir cómo llegó la primera Imagen de Jesús
Misericordioso a mi mano, ni quién tuvo la bondad de dármela, o de ponerla a mi
alcance; sólo sé que fue en el año 1990.
También recuerdo, que tiempo
después, observé en el reverso de la Imagen, el rezo de la Coronilla y la
oración de la Hora de la Misericordia, y que ésas Imágenes las distribuían las
Religiosas Salesas de Burgos.
Me puse en contacto con ellas,
para solicitar información más exhaustiva sobre la Devoción. Muy amablemente,
me enviaron unos trípticos con una información más amplia, en la que se
incorporaba la Novena a la Misericordia Divina; novena que comencé el primer
Viernes Santo que llegó. Así lo hice durante varios años y así fue como empezó
a desarrollarse el germen de mi devoción.
Un día tomé la decisión de
comprar y leer el libro "Diario, la Misericordia Divina en mí alma"
de Santa Faustina Kowalska.
La primera vez que lo leí, fue
con cierta avidez, mezcla de una ansiedad por conocer la Devoción y a la vez
una necesidad imperiosa de que nada importante se me pasara por alto.
Cuando terminé la última página
del libro, estaba tan sobrecogido, impresionado, deslumbrado y aturdido, que no
tuve mejor solución que dejar unos días el libro en la estantería, para ver que
podía hacer.
Una vez superadas esas
impresiones descritas, decidí hacer una lectura más tranquila y reposada del
libro; incorporé a mis oraciones diarias el rezo de la Coronilla y la oración
de la Hora de la Misericordia.
Con posterioridad, empecé a
percibir que cuanto más tiempo dedicaba a Jesús, más se ocupaba Él de mí.
Percatarme de esto, fue muy conmovedor y alentador para mí.
Decidí hacer una tercera lectura
del libro. Y al finalizar ésta, sentí el impulso y la necesidad de divulgar y
compartir, con todos ésta maravillosa devoción.
Han pasado casi veinte años en
todo éste proceso que he descrito.
He pasado por situaciones muy
difíciles y dolorosas que me han llevado en ocasiones al límite de mis fuerzas,
de mi comprensión, de mi paciencia y del dolor emocional y físico; pero puedo
decir con un profundo y sincero agradecimiento al Rey del Amor y de la Misericordia,
que de todas ellas me ha sacado con Su mano siempre tendida, siempre llena de
Amor, siempre tendida y llena de Amor para todos.
En éste mundo imperfecto en el
que nos ha tocado vivir, da igual lo que hagamos o cómo nos comportemos, los
problemas, las dificultades y los sufrimientos "NUNCA FALTAN".
Y sólo hay dos formas de
afrontarlos, con nuestras limitadas fuerzas y capacidades; o depositándolos en
las manos amorosas de Nuestro Hermano, Nuestro Salvador.
Él, que un día nos dijo que Dios
es Nuestro Padre; Él, que otro día nos dio las Bienaventuranzas; Él, que en una
ocasión dijo: "Venid a Mí todos los que estáis cansados y agobiados y Yo
os aliviaré".
Él, que está siempre ahí
esperando a que digamos con todo nuestro corazón "JESÚS, EN TI
CONFÍO"
Santa Faustina Ruega por nosotros,
ResponderEliminarJesús en ti confio