Estamos viviendo un momento
muy difícil pero también lleno de esperanza por el gran Papa que tenemos y
las apariciones de Medjugorje. Pero debemos estar en guardia frente a los
planes malvados de Satanás por medio del modernismo.
No todo lo que es moderno es malo, pero según la Madre, hay
planes malvados de Satanás en algo de ello. Por ejemplo, en la
jurisprudencia, cuando se legaliza el aborto, las drogas, el divorcio
exprés, la eutanasia. En la sociedad, con la ideología de género, que
intenta imponer más géneros de los que el mismo Dios creo, o bien con la
dictadura del relativismo o el fanatismo de religioso de grupos extremistas
que asesinan en nombre de Dios. ¿Y qué decir del fenómeno del adulterio, la
pornografía, las relaciones casuales, el vivir en pareja sin el sacramento
del matrimonio, el alquiler de vientres, la esterilización, contracepción,
fertilización in vitro, manipulación de embriones? O bien, cuando la
tecnología se hace dependencia, como el fenómeno que se está dando de la
compulsividad adictiva del chat y de las redes sociales.
¿No se está imponiendo en algunos países, bajo el concepto
de respeto a los derechos humanos, la ideología del agnosticismo y el
ateísmo equiparando o superando la noción tradicional de la religión? ¿Qué
decir además del sincretismo que ha invadido la misma Iglesia donde tantos
cristianos practican el yoga, el esoterismo, la magia, el eneagrama, la
superstición? ¿No se ha dejado de ayunar y de hacer penitencia en muchos conventos?
¿No se ha sustituido la Dirección espiritual por el acompañamiento de
psicólogos en algunas casas de formación a la vida consagrada? ¿No son, en
parte, estos peligros los que debemos evitar? Son tiempos difíciles pero se
pueden superar con la Virgen y los consejos que Ella nos da. Entonces, hay
que estar en guardia frente a los planes malvados de Satanás, que intenta
devorar con sus engaños a los hijos de Dios del camino que nos trazó Jesús
con su vida y su predicación.
Entonces, frente a todo eso la Virgen nos dice lo que hay
que hacer: «
fuertes en la oración y con la cruz en las manos, orar para que el mal no
nos utilice y no venza en nosotros.» No queda más: se ora
como la Iglesia enseña y se participa de Ella frecuentemente, o los fieles
y hombres de buena voluntad, se descalabran por las sendas de la confusión
que Satanás impone para perder a las almas.
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