¡¡¡FIESTA DE LA
MISERICORDIA DIVINA!!!
El calendario litúrgico de la Iglesia es muy
rico en celebraciones, en el transcurso del año. La más importante la vivimos
el pasado Domingo, la Gloriosa Resurrección de Jesús.
Pero hay una celebración que es muy agradable
a Jesús. La “FIESTA DE LA MISERICORDIA
DIVINA”
Una Fiesta que desde el inicio de las
revelaciones de Jesús a Santa Faustina, pidió en reiteradas ocasiones, que se
celebrara en toda la Iglesia. La primera petición Santa Faustina la refleja en
su Diario en el apartado 49: Deseo que
haya una Fiesta de la Misericordia. Quiero que esta imagen que pintarás con
pincel, sea bendecida con solemnidad el primer domingo después de la Pascua de
Resurrección; ese domingo debe ser la Fiesta de la Misericordia.
Y a
continuación en el apartado 50, manifiesta dos deseos: que los sacerdotes
colaboren en la proclamación de su gran Misericordia y que los pecadores no
tangan miedo de acercarse a Él: Deseo
que los sacerdotes proclamen esta gran misericordia que tengo a las almas
pecadoras. Que el pecador no tenga miedo de acercarse a Mí. Me queman las
llamas de la misericordia, deseo derramarlas sobre las almas humanas.
La magnitud de la Gracia que Jesús nos brinda
en ésta Fiesta, es inimaginable para nosotros, por eso con su Infinita Bondad y
Misericordia, en el apartado 699 explica a Santa Faustina en que consiste: Hija Mía, habla al mundo entero de la
inconcebible misericordia Mía. Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea
refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres
pecadores.
Ese día están
abiertas las entrañas de Mi Misericordia. Derramo todo un mar de gracias sobre
las almas que se acercan al manantial de Mi Misericordia.
El alma que se
confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de
las penas.
En ese día están
abiertas todas las compuertas divinas a través de las cuales fluyen
las gracias.
Que ningún alma
tema acercarse a Mí, aunque sus pecados sean como escarlata.
Mi misericordia es
tan grande que en toda la eternidad no la penetrará ningún intelecto humano ni
angélico. Todo lo que existe ha salido de las entrañas de Mi misericordia. Cada
alma respecto a Mí, por toda la eternidad meditará Mi amor y Mi misericordia.
La
Fiesta de la Misericordia ha salido de Mis entrañas, deseo que se celebre solemnemente
el primer domingo después de Pascua.
La humanidad no
conocerá la paz hasta que no se dirija a la Fuente de Mi misericordia.
No dejemos pasar alegremente un día como
éste, sin pena ni gloria. Jesús pone a nuestro alcance Su Indulgencia Plenaria.
En el Sacramento de la Reconciliación, el
sacerdote, sustituto de Jesús, en Su nombre nos perdona las culpas, pero tiene
que ponernos una pena o penitencia acorde a nuestras culpas, que sirve como
reparación por el daño o daños causados.
En el domingo de la celebración de la Fiesta
de la Misericordia, Jesús ofrece el perdón total de las culpas y de las penas a
quien se confiese y reciba la Santa Comunión; no sólo nos limpia de nuestros
pecados, sino que además repara por completo nuestro espíritu, para que
permanezcamos en Él siempre; nos permite poner a cero nuestros contadores, sin
tener en cuenta el altísimo número que hayamos alcanzado, es volver a empezar
de nuevo el Camino, con total confianza en Él, para que algún día al igual que
San Pablo podamos decir: “Sé de quién me he fiado” Jesús, en Ti confío.
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