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En el mensaje de este 2, la Virgen
nuevamente nos ha invitado a la evangelización. Tiene más de un
año invitando a sus hijos, en el mensaje del día 2, a la evangelización.
Es obvio que a la Madre le preocupa la salvación de las almas. Recordemos que
ya San Pablo dijo que la fe entra por el oído. Pero la fe no puede
entrar por el oído si los bautizados no hablamos de Jesús. Quienes más pueden
hablar de Jesús son quienes optan por la vida consagrada, porque su vida
se hace palabra de Jesús viviente, aunque no hablen. Pero también los
laicos pueden hablar de Jesús y deben hablar de Jesús. La Virgen dice “hagan
que todos conozcan a mi Hijo, hagan que sea amado porque la Verdad está en
mi Hijo nacido de Dios”. “No pierdan el tiempo en reflexionar
demasiado, se alejarán de la Verdad”.
Reflexionar
es importante pero también reflexionar demasiado hace daño, porque entre más
una persona reflexiona, más se puede alejar de la Verdad. Y de
esta manera la razón no ayudará. Jesús no nos enseñó tanto a reflexionar
sino a confiar en Dios. A abandonarnos en Él. La razón por la que muchos
se han apartado de Dios es por haber reflexionado demasiado. La razón es
un don de Dios, pero cuando la razón se coloca por encima de la fe y
de la misma Palabra de Dios, deja de ser un don para
convertirse en enemigo de Dios. Puede luchar incluso hasta con el mismo
Dios. Satanás usó la razón para hacer caer a Eva y a Adán; y también hoy usa la
razón para alejar a multitudes de Dios. La razón es buena pero
también es frágil y peligrosa. Hitler utilizó la razón para justificar el
exterminio de multitudes, como también los que defienden hoy el Estado
Islámico, las mujeres y médicos que abortan, los matrimonios
homosexuales con adopción de niños, el alquiler de vientres, el consumo de
drogas, etc.
La
Virgen en el mensaje dice con claridad: “con un corazón simple acepten
la Palabra de Jesús y vívanla. Si viven la Palabra de Jesús, amarán
con un amor misericordioso. Se amarán los unos a los otros. Cuanto
más amen estarán más lejos de la muerte. Para aquellos que vivan
la Palabra de mi Hijo y la amen, la muerte será la vida”. Cuando la
Virgen pide aceptar la Palabra de Jesús con un corazón simple, está
invitando a todos sus hijos a abrirse con sencillez a cuanto Jesús nos ha
enseñado, que está por encima de cualquiera palabra humana. Y el medio
para acoger la Palabra de Jesús es siempre la humildad. Entre más orgullosa es
una persona más le costará encontrarse con Dios porque Dios es humilde, a pesar
de su omnipotencia.
En el mensaje la Virgen nos dice
que la Palabra de Jesús nos lleva al amor y a la misericordia, y la muerte
se transforma en vida. Pero aquel que la rechaza, por haberla
rechazado, se acerca cada vez más a la muerte. Esta muerte de la
que la Virgen habla es la muerte espiritual, la muerte del alma. Hay muchos que
la conocen, porque aún rodeados de afectos humanos y de bienes materiales se sienten
vacíos, se sienten siempre heridos: es la muerte del alma. La
Escritura nos dice que lo que conduce a la muerte del alma es siempre el
pecado. Aunque la Virgen no lo haya mencionado en esta ocasión, la manera
también de vencer la muerte del alma, es pidiendo perdón a Dios por los
pecados cometidos por medio de la confesión sacramental, luego
hay que comenzar a orar y abrirse a Jesús.
Al final,
una vez más, la Virgen nos ha invitado a algo práctico: orar para ver a Jesús
en los pastores de la Iglesia. No criticarlos, no juzgarlos, sino ver a Jesús
en ellos. Cuando se ve a un Obispo, a un Sacerdote, a
un Diácono, se debe ver a Jesús en ellos, pero si no hay oración se
nos puede olvidar que en ellos está Jesús. Por otro lado, la Virgen ha dicho
algo por primera vez: quien ora frecuentemente por los pastores, no solo
ve a Jesús en los pastores, sino que es capaz de abrazarlos toda vez que abrazándolos a ellos se abraza al mismo Jesús. Luego en este mensaje la Virgen nos invita a orar mucho por los pastores de la Iglesia y luego abrazarlos. Es decir, manifestarle cariño por medio del abrazo, porque el abrazo a ellos es abrazo a Jesús.
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