«¡Una
dependencia superada! Céline, una consagrada muy unida a Medjugorje
nos ha compartido un hecho que puede ser inspirador para muchas personas
que padecen alguna dependencia.
Hacía tiempo que Céline intentaba vivir lo mejor posible los
mensajes de la Gospa y procuraba particularmente no omitir el del ayuno 2
veces por semana, los miércoles y los viernes. A pesar de haber
experimentado los frutos de tal práctica, estaba triste porque le resultaba
imposible renunciar a su café matutino esos dos días. Y no por una cuestión
de poco peso: si no lo tomaba su cerebro permanecía entumecido, ella se
dormía frente a la pantalla de la computadora, en la mesa del comedor; en
síntesis, su jornada se tornaba inmanejable. Esto no le impedía
experimentar en lo profundo de su corazón que también el café debía ser
suprimido si quería vivir cabalmente el mensaje del ayuno y que la Virgen
aguardaba su entrega. A pesar de sus reacciones corporales, oraba para
obtener la gracia de poder suprimirlo, pero no funcionaba.
Un día mientras estaba adorando al Santísimo Sacramento,
tuvo una inspiración y sin siquiera pensarlo dos veces le dijo a María:
“Mira, no tomaré más café pero como tú conoces las consecuencias, te pido
que seas tú mi café. ¡Haz que todo se pase como si yo tomara café; ocúpate
de impedir que me duerma parada!”
Céline pudo constatar que la Santísima Virgen aceptó su
trueque y que realizó muy bien su parte de trabajo. Desde hace unos meses, nos
contó, el café ha desaparecido de su menú los días de ayuno, y también los
demás, lo que ha mejorado sensiblemente su salud y su atención en el
trabajo. Se reía cuando compartía con nosotros este hecho, “No sé si la
Sma. Virgen recibe frecuentemente este tipo de pedido: ‘¡Sé mi café!’ pero
lo cierto es que accedió a ello.
A tener en cuenta para los amantes del café o de otras
cosas… por ejemplo, ¡el chocolate!»
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