Continúa Jesús diciendo a Santa
Faustina: Tú conoces todo el abismo de
Mi misericordia, entonces recoge de ella para ti y especialmente para los
pobres pecadores.
Y finaliza Su conferencia
diciendo: Antes el cielo y la tierra se
vuelvan a la nada, que Mi misericordia deje de abrazar a un alma confiada.
Jesús no quiere que quede ninguna
duda a Santa Faustina, ni a ninguna otra persona que con posterioridad lea sus
escritos, por eso concluye con profunda rotundidad, que Su Misericordia,
perdurará por siempre, que es una Fuente inagotable de Gracias y Dones que Él
pone muy gustoso a nuestra disposición, para la salvación de todas las almas,
absolutamente de todas, sin excepción alguna. Jesús, no quiere que ningún alma
se pierda, porque conoce muy bien a dónde va a parar ésa alma tan preciada y
querida para Él.
Ahora bien, para tener pleno
acceso y disponibilidad a Su Misericordia Insondable, sólo pide una cosa,
CONFIANZA.
La confianza, es la roca sobre la
que se asienta la auténtica Veneración a la Misericordia Divina. De ahí que quien
confíe
en Él, nunca dejará de ser abrazado por Su Misericordia; porque antes el
Cielo y la Tierra se vuelvan a la nada.
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