«Muchos se preguntan qué
puede esperarse del Sínodo sobre la familia. ¿Podremos salir del atolladero
donde nos encontramos o terminaremos hundiéndonos todavía más? Esto es un
verdadero dilema. La calidad del fruto dependerá de la calidad de la raíz y
de la fuente utilizada. Desde hace 34 años la Virgen nos viene explicando
con claridad cómo obtener la reestructuración y la sanación de la familia.
Juan Pablo II, en su magnífica obra “La
Teología del cuerpo”, nos ha dado luces esenciales y
proféticas. Tenemos todas las llaves a nuestro alcance. Pero no es
suficiente tener una llave si la dejamos en un cajón; debemos utilizarla.
También Sor Lucía de Fátima ha hecho escuchar su voz al respecto. El
Cardenal Caffara de Boloña dio a conocer una carta suya en respuesta a su
pedido de oración por su ministerio sobre la Familia. A su gran sorpresa,
ella le respondió de su puño y letra (carta conservada en los Archivos
romanos) donde declara: “La Santa Virgen me dijo que el
demonio se apresta a entablar una batalla decisiva contra ella. ¡Una
batalla decisiva! Es la batalla final donde un lado triunfa y el otro es
derrocado. Es por ello que ahora debemos elegir si somos de Dios o del
demonio. No existe otra posibilidad. (…) La última batalla entre el
Señor y el reino de Satanás será acerca del Matrimonio y la Familia. ¡No tema! Quien trabaje por la
santidad del Matrimonio y de la Familia tendrá que afrontar dificultades y
oposiciones de toda clase porque se trata de una cuestión decisiva” Después
Sor Lucía concluyó: “De
todas formas, la Santísima Virgen ya ha aplastado la cabeza de la
serpiente”
¿La batalla final? ¿Una cuestión crucial? ¡Estamos allí! El
vértigo se apodera de nosotros ante el desmoronamiento de la familia,
hábilmente orquestado por los “operarios del Mal”, los agentes del enemigo
del género humano. Juan Pablo II lo decía: “Cuando la piedra angular es alcanzada, todo el
edificio se derrumba”.
¡Ante un ataque fuerte se necesitan armas acordes! Es por
ello que en sus reiteradas venidas María nos indica el camino a
seguir “El
mundo se encuentra en un momento de prueba porque ha olvidado y ha
abandonado a Dios. Por eso, hijitos, sean aquellos que buscan y aman a Dios
sobre todas las cosas. Estoy con ustedes…”
Sus mensajes estarán siempre a disposición, confirmándonos
el Evangelio. María estará siempre disponible, deseosa de ayudarnos, de
vernos alcanzar la santidad. ¡Y con Ella, lo tenemos todo!
Queridos hermanos y hermanas, ¡hagan todo lo que Ella les
diga y Ella hará todo por ustedes!»
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