«Estamos
tentados de llenarnos de agitación y dejarnos arrastrar por la corriente
del mundo que ha transformado la Navidad en un gran intercambio comercial
que nos presiona. Recorremos los negocios y los centros comerciales con
listas cada vez más extensas de compras por realizar…. Cuántos ven
aproximarse esta fiesta con angustia debido a los imperativos impuestos por
la sociedad, cuando deberían vivir la Navidad en la intimidad y simplicidad
de la Sagrada Familia, con sus seres queridos. Por cierto, hay que saber
“Festejar”. Jesús era el primero en celebrar cumplidamente las Fiestas,
¡pero la Fiesta está hecha para el hombre y no el hombre para la Fiesta!
Hoy en día, podríamos entristecernos al considerar los
horrores que nuestros dirigentes nos imponen a todo nivel y a causa de la
crisis que no mejora. Por ejemplo: ¡Bélgica se apresta para votar la
eutanasia de los menores! ¿No es esta una señal por la que Dios nos invita
a vivir la Navidad con Él de manera cristiana? Navidad es ante todo el
aniversario del nacimiento del Niño Jesús que tiene inmensos tesoros para
ofrecernos. ¡Muy particularmente, el amor a la vida; no nos lo perdamos!
Conozco a un ex-satanista que había participado en las redes
de robos de niños después de su pacto con el maligno, y no diré más acerca
de sus actividades. Luego de numerosos exorcismos y después de 12 años de
intensa vida cristiana, me hacía sin embargo esta terrible confidencia:
“Sabes, cuando veo sobre una pared la foto de un recién nacido, siento que
me invade una ola de odio. ¡Sí, aún hoy día! Necesito dejar pasar cierto
tiempo para rechazarla y acoger en mí el amor de Dios por la vida, por los
niños”.
El
enemigo odia la vida humana de quien está celoso y su plan principal es la
destrucción de la familia, base de la vida humana. Si lograra pervertir y
destruir a la familia, nido de la vida creada por Dios, habría destruido a
la humanidad y estaría feliz. ¡Pero no lo logrará! ¿Por qué? Porque Dios
interviene hoy como nunca antes, especialmente a través de su Madre, para
llamarnos y mostrarnos el camino. El enemigo no triunfará porque
Jesús y María nos tienen a ti y a mí, ¡SÍ!, a todos sus “queridos hijos” como
nos llama la Gospa, para vivir con Ellos y llevar la paz divina donde ha
desaparecido. “Al final mi Corazón Inmaculado triunfará”. Esta es la más
hermosa profecía de María, retomada frecuentemente en los mensajes de
Medjugorje. La Virgen María agradece a todos sus hijos que anhelan su
triunfo y lo apresuran mediante su humilde fidelidad. ¡Ella cuenta contigo
y conmigo! Nuevamente nos confiará a su Hijo en Navidad pues, como lo ha
escrito Isaías: “Un Niño nos ha nacido, un Hijo nos ha
sido dado”. Ahora bien, ¡ese “nos” se refiere a nosotros!
Queridos hermanos y hermanas, la Navidad es nuestro tiempo de sanación! ¡El
Mal se aplastará contra la inocencia del Niño Dios! Nos es necesario un
Niño para sanarnos del rechazo al niño, a la vida, a la familia humana. Nos
hace falta el Niño Jesús para vencer en nosotros el miedo de vivir y de
permitir la vida.
La Gospa nos invita a preparar el pesebre hogareño a partir
de los primeros días de Adviento. De esta manera vivimos con ella la espera
amorosa y maternal de su Hijo. Ella nos invita también a leer en familia o
en comunidad los pasajes de las Escrituras que se refieren a esta Fiesta y
a compartirlos entre nosotros. (Pueden agregarse a la lectura de la Biblia
los relatos de la Infancia, revelados a la Beata Ana Caterina Emmerick.
Estos escritos no deben ser tomados como un nuevo Evangelio, pero pueden
ayudarnos a percibir con mayor intensidad la venida del Mesías a Belén). La
Gospa nos invita igualmente a dar un paso más en generosidad, sobre todo
con las personas que están solas, que sufren, con los pobres o los débiles;
sin olvidar que muchos ricos viven en un gran sufrimiento interior. Como
nos dice nuestro papa Francisco: “¡Hay gente que es tan pobre que sólo
tiene dinero!”»
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