Jesús termina el apartado (D. 1448) con éstas
palabras: Aunque un alma fuera como un
cadáver descomponiéndose de tal manera que desde el punto de vista humano no
existiera esperanza alguna de restauración y todo estuviese ya perdido. No es
así para Dios. El milagro de la Divina Misericordia restaura a esa alma en toda
su plenitud. Oh infelices que no disfrutan de este milagro de la Divina
Misericordia; lo pedirán en vano cuando sea demasiado tarde.
¡No seamos infelices! El tiempo que Dios nos
concede, para vivir nuestras vidas en éste mundo, y podamos así, elevar
nuestras almas hacia Él, es el tiempo de la Misericordia.
Una vez que se cruce el umbral de la puerta
de la muerte, y el alma contemple la realidad existencial de la Vida, y de la
muerte Eterna, por mucho que pida y suplique la Misericordia Divina, lo pedirá
en vano, ya será demasiado tarde…
El alma que vive apegada a la “felicidad
ficticia” que éste mundo ofrece, se asemeja a la que caminando por el desierto,
cree que los Oasis que Dios pone en su camino son falsos, y gasta inútilmente su
energía y su fuerza en pos de los magníficos y espectaculares oasis, que las
alucinaciones le presentan.
Tomemos conciencia de ello. ¡No seamos
infelices! Reposemos, descansemos y reparemos nuestras fuerzas y nuestras
energías, en los Oasis de la Misericordia que Dios a puesto a nuestro alcance,
para que ninguna de sus queridísimas almas se pierda.
Muy importante su blog. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarDios le bendiga.