Jesús no se olvida de nadie, en éste apartado
(D. 1488), dialoga y el alma que tiende
a la perfección.
- Jesús: Me son agradables tus esfuerzos, oh alma que tiendes a la perfección.
Pero ¿por qué tan frecuentemente te veo triste y abatida? Dime, niña Mía, ¿qué
significa esta tristeza y cuál es su causa?
- El alma: Señor, mi tristeza se
debe a que a pesar de mis sinceros propósitos caigo continuamente y siempre en
los mismos errores. Hago los propósitos por la mañana y por la noche veo cuánto
me he desviado de ellos.
- Jesús: Ves, niña Mía, lo que eres por ti misma, y la causa de tus caídas está
en que cuentas demasiado contigo misma y te apoyas muy poco en Mí. Pero esto no
debe entristecerte demasiado; estás tratando con el Dios de la Misericordia, tu
miseria no la agotará, además no he limitado el número de perdones.
- El alma: Sí, lo sé todo, pero me
asaltan grandes tentaciones y varias dudas se despiertan en mí y además todo me
irrita y desanima.
- - Jesús: Niña Mía, has de saber que el mayor obstáculo para la santidad es el
desaliento y la inquietud injustificada que te quitan la posibilidad de
ejercitarte en las virtudes. Todas las tentaciones juntas no deberían ni por un
instante turbar tu paz interior y la irritabilidad y el desánimo son los frutos
de tu amor propio. No debes desanimarte sino procurar que Mi amor reine en
lugar de tu amor propio. Por lo tanto, confianza, niña Mía; no debes
desanimarte, [sino que] venir
a Mí para pedir perdón, porque Yo estoy siempre dispuesto a perdonarte. Cada
vez que Me lo pides, glorificas Mi misericordia.
- El alma: Yo reconozco lo que es
más perfecto y que Te agrada más, pero enfrento grandes obstáculos para cumplir
lo que conozco.
- Jesús: Niña Mía, la vida en la tierra es una lucha y una gran lucha por Mi
reino, pero no tengas miedo, porque no estás sola. Yo te respaldo
siempre, así que apóyate en Mi brazo y lucha sin temer nada. Toma el recipiente
de la confianza y recoge de la fuente de la vida no sólo para ti, sino que
piensa también en otras almas y especialmente en aquellas que no tienen
confianza en Mi bondad.
- El alma: Oh Señor, siento que mi
corazón se llena de Tu amor, que los rayos de tu misericordia y Tu amor han penetrado
mi alma. Heme aquí, Señor, que voy para responder a Tu llamada, voy a
conquistar las almas sostenida por Tu gracia; estoy dispuesta a seguirte,
Señor, no solamente al Tabor, sino también al Calvario. Deseo traer las almas a
la Fuente de Tu Misericordia para que en todas las almas se refleje el
resplandor de los rayos de Tu misericordia, para que la casa de nuestro Padre
esté llena y cuando el enemigo comience a tirar flechas contra mí, entonces me
cubriré con Tu misericordia como con un escudo.
Que hermosa su misión; propagar, difundir la MISERICORDIA de Dios.Ella es nuestra salvación.
ResponderEliminar¡Que gran apostolado!Yo tengo un amor muy grande
a Jesús Misericordioso. También trabajé para difundir esta devoción.
¡Muchas gracias!Dios le bendiga.