Dios Padre no se cansa de esperar a los que
siguiendo su libre criterio han tomado decisiones y caminos equivocados. Y
Jesús Hijo de Dios y Hermano nuestro, tampoco se cansa de llamarnos y de
mostrarnos el auténtico Camino que Él conoce perfectamente que conduce a la
Verdad y la Vida. Jesús ansía y añora permanecer en nosotros y así poder
protegernos, bendecirnos y guiarnos a las estancias que nos tiene preparadas en
la Casa del Padre.
En la segunda parte del apartado D. 570, dice
Jesús: No encontrará alma ninguna la
justificación hasta que no se dirija con confianza a Mi misericordia y por eso
el primer domingo después de Pascua ha de ser la Fiesta de la Misericordia. Ese
día los sacerdotes han de hablar a las almas sobre Mi misericordia infinita. Te
nombro dispensadora de Mi misericordia. Dile al confesor que la imagen esté
expuesta en la iglesia y no en el convento dentro de la clausura. Por medio de
esta imagen colmaré a las almas con muchas gracias, por eso, que cada alma
tenga acceso a ella.

Tengamos siempre presente, que Dios nunca nos
abandona, sólo nos apartan de Él, nuestras propias decisiones, y sólo con plena
confianza en Su Infinita e Inagotable Misericordia, seremos justificados y
retornados a Su Presencia.
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