Poco tiempo después, a una pregunta que Santa
Faustina por indicación de su confesor, hace a Jesús, encontramos en el Diario
las siguientes palabras:
D. 299.- Una vez cuando el confesor me mandó
preguntar al Señor Jesús por el significado de los dos rayos que están en esta
imagen; contesté que sí, que se lo preguntaría al Señor.
Durante la oración oí interiormente estas
palabras: Los dos rayos significan la
Sangre y el Agua. El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas.
El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas…
Ambos rayos
brotaron de las entrañas más profundas de Mi misericordia cuando Mi Corazón agonizante
fue abierto en la cruz por la lanza.
Estos rayos
protegen a las almas de la indignación de Mi Padre. Bienaventurado quien viva a
la sombra de ellos, porque no le alcanzará la justa mano de Dios. Deseo que el
primer domingo después de la Pascua de Resurrección sea la Fiesta de la
Misericordia.
Pide a mi siervo
fiel que en aquel día hable al mundo entero de esta gran misericordia Mía; que
quien se acerque ese día a la Fuente de Vida, recibirá el perdón total de las
culpas y de las penas.
La humanidad no
conseguirá la paz hasta que no se dirija con confianza a Mi misericordia.
En la última parte de la respuesta, vuelve a
manifestar Su deseo sobre el día de la Fiesta, y deja unas instrucciones muy
claras para Su siervo fiel (el Padre Sopòcko) y por extensión a todos los
sacerdotes.
Como prueba de la importancia de ésta Fiesta,
para los que acepten Su invitación y vayan, con espíritu confiado y dispuesto
vaciar todas sus miserias en el Sacramento de la Reconciliación, Él los acogerá
en Su Misericordia, y les obsequiará con “el perdón total de las culpas y de
las penas”, es decir la Indulgencia Plenaria, en la que el espíritu queda
limpio de toda mancha de pecado y por lo tanto no se necesita la purificación
de la pena, somos recatados del mal y de la muerte.
Jesús finaliza la respuesta, con una
sentencia que reafirma y consolida la importancia de todo lo descrito
anteriormente “La humanidad no conseguirá la paz hasta que no se dirija con
confianza a Mi misericordia”.
Todos los que veneramos la Imagen de Jesús y
confiamos plenamente en Su Misericordia, tenemos que grabarnos en nuestro
corazón y en nuestro espíritu ésta sentencia, que debe servirnos de aliciente y
acicate en la necesidad de divulgar incansablemente la Veneración a la Misericordia
Divina.
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