A todos los que se acogen confiadamente a Su
Misericordia y renovados en espíritu regresan a su quehacer diario, Jesús no
quiere que las Gracias recibidas queden en la intimidad de la persona, desea
ardientemente que esa experiencia de fe y de vida nueva, sea transmitida a los
demás para que ellos también conozcan y experimenten la Bondad y el Amor
Misericordioso de Jesús.
En el apartado D. 742, explica a Santa
Faustina los parámetros que tienen que regir en el comportamiento de toda
persona renovada en espíritu por Su Misericordia: Hija Mía, si por medio de ti exijo de los hombres el culto a Mi
misericordia, tú debes ser la primera en distinguirte por la confianza en Mi
misericordia. Exijo de ti obras de misericordia que deben surgir del amor hacia
Mí. Debes mostrar misericordia al prójimo siempre y en todas partes. No puedes
dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte.
Te doy tres formas
de ejercer misericordia al prójimo: la primera – la acción, la segunda – la
palabra, la tercera – la oración. En estas tres formas está contenida la
plenitud de la misericordia y es el testimonio irrefutable del amor hacia Mí.
De este modo el alma alaba y adora Mi misericordia. Sí, el primer domingo
después de Pascua es la Fiesta de la Misericordia, pero también debe estar
presente la acción y pido se rinda culto a Mi misericordia con la solemne
celebración de esta Fiesta y con el culto a la imagen que ha sido pintada. A
través de esta imagen concederé muchas gracias a las almas; ella ha de recordar
a los hombres las exigencias de Mi misericordia, porque la fe sin obras, por
fuerte que sea, es inútil.
Pero no sólo quiere Jesús, que transmitamos
nuestra experiencia a los demás, sino que también nos da tres formas de ejercer
la misericordia, para que no sólo con palabras sino también con obras,
realicemos esa labor; para que siendo misericordiosos con nuestros hermanos,
demos testimonio del amor que hacia Él tenemos, es como mejor se alaba y adora
a Su Misericordia.
Sentencia que el primer domingo después de
Pascua, es la Fiesta de la Misericordia, para que no desaprovechemos el cúmulo
de gracias y dones que de Su corazón traspasado vierte a cuantos a Él se
acercan con confianza.
Nuevamente señala la importancia del culto a
Su Imagen, por la cual, concederá innumerables gracias; y ese culto debe
recordarnos siempre, que en Su vida terrenal, no sólo habló, sino que con
obras, dio testimonio de Su Inagotable e inconcebible Misericordia, y así lo
hizo hasta las últimas consecuencias, dando testimonio de Su fidelidad a Dios
Padre y a Sus hermanos los hombres y mujeres de todos los tiempos.
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