miércoles, 26 de septiembre de 2012

+ MENSAJE DE LA VIRGEN EN MEDJUGORJE 25-09-12


“¡Queridos hijos! Mientras miráis en la naturaleza la riqueza de colores que el Altísimo os da, abrid el corazón y orad con agradecimiento por todo el bien que tenéis, y decid: “he sido creado aquí para la eternidad”, y anhelad las cosas celestiales, porque Dios os ama con un amor infinito. Por eso, Él también me dio a vosotros para deciros: solamente en Dios está vuestra paz y esperanza, queridos hijos. Gracias por haber respondido a mi llamada”.

domingo, 23 de septiembre de 2012

+ CORONILLA DE LA MISERICORDIA CAP. 4



Jesús continúa diciendo a Santa Faustina, que en las cuentas del Ave María, se digan las siguientes palabras:

Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

En cuanto ofrecemos en plenitud al Padre, a Su Hijo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero; Jesús pide que en cada cuenta del correspondiente decenario del rosario común, pidamos con fe y confianza al Padre que tenga misericordia de nosotros y del mundo entero, no por nuestros propios méritos o buenas acciones, que si las hay, siempre son escasas, y Jesús lo sabe; por eso quiere que dirijamos nuestras miradas y nuestros corazones a Su Dolorosa Pasión, para que por ella, descienda hasta nosotros la Misericordia de Nuestro Padre.

Jesús nos quiere tanto y somos tan importantes para Él, que no Le parece suficiente prueba de amor, haber ofrecido al Padre Su Vida en la cruz, y rememorar ése Salvífico acontecimiento en cada Eucaristía.

Ha tenido la Bondad de entregarnos una conmovedora y poderosa Oración como es la Coronilla, para que en cualquier momento o ante cualquier situación podamos coger nuestro rosario común, y poniendo nuestros ojos y nuestro corazón en Su Dolorosa Pasión, con total confianza, recemos la Coronilla, ante una persona que agoniza; por la conversión de un pecador; para que alguien que no quiere a Dios porque no le conoce, acabe conociéndole y amándole; por los Sacerdotes, para que sean buenos y dignos representantes de Jesús; en fin por todas y cada una de las necesidades que nuestro corazón o nuestra sensibilidad, nos haga ver la necesidad de acudir a la Fuente de la Misericordia Divina.

Para terminar Jesús dice a Santa Faustina:

Dirás tres veces estas palabras: Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.

Para finalizar Jesús quiere que nos dirijamos al único Dios Verdadero, que es Santo, Fuerte e Inmortal, y le pidamos que tenga piedad de nosotros y de todos los que en éste valle de lágrimas estamos sufriendo en éste destierro.

Porque aunque nuestro cuerpo se identifique y se encuentre cómodo con los placeres y las oportunidades de éste mundo, el espíritu de hijos de Dios que hemos recibido, anhela fervorosamente el encuentro con Nuestro Padre.

Ésta realidad nos pasa inadvertida con frecuencia, pero es la causa fundamental de nuestro mayor sufrimiento, no estar plenamente unidos en espíritu a Dios en éste mundo.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

* CORONILLA DE LA MISERICORDIA - CAP. 3


Jesús conoce perfectamente nuestra naturaleza humana, sabe que por nosotros mismos, sin Su ayuda, al final de nuestra vida, la mayoría de nosotros, estaremos más cerca de la perdición que de la Salvación.

Esta situación, Le causa un sufrimiento tan intenso, como el que padeció durante Su Dolorosa Pasión, según refleja Santa Faustina en diferentes apartados de su Diario.

Sufre…, por cada alma que se pierde, por cada alma que está en peligro de perderse. Porque Él sólo anhela una cosa… ¡que ningún alma se pierda!

Por ese motivo Él, libremente, aceptó en plenitud, el plan de Salvación que Nuestro Padre Dios, había proyectado realizar por medio de Su Único Hijo, y así convertirse en Víctima propiciatoria, para recoger y asumir en Él todos los pecados del mundo, pasados, presentes y futuros, y ofrecer Su Vida en una ignominiosa Pasión y Muerte en la Cruz, y de ese modo, rescatarnos del poder del pecado, que inevitablemente nos conduce a la muerte Eterna en el Abismo infernal.

Por tanto, desde el mismo instante en que Él Resucitó, ¡Todos los Bautizados en el seno de la Santa Iglesia que Él constituyó, estamos salvados! ¡Todos podemos vencer al mal y a la muerte, si confiamos en Él y Le somos fieles!

Jesús nos salvó a todos hace más de dos mil años y desde entonces, sigue salvándonos todos los días. Para ello nos dejó instituido el Sacramento de la Reconciliación y la celebración de la Eucaristía, Memorial de la Muerte y Resurrección de Jesús que se realiza en oblación (ofrenda y sacrificio) al Padre, durante la celebración de la Santa Misa.        

Para poder conseguir Su anhelo, de que ningún alma se pierda, pide, que una vez rezadas las oraciones anteriormente mencionadas, en las cuentas correspondientes al Padre nuestro, se digan las siguientes palabras:

Padre Eterno, Te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero.

Breves palabras, que contienen un profundo e impresionante mensaje de Amor.

Estas palabras que Jesús dice a Santa Faustina a modo de oración, me  recuerdan una frase que he oído en alguna ocasión: “Amar no es dar, es más bien, darse”

Se nos da “Personalmente” en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, para que se lo ofrezcamos directamente al Padre Eterno, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero.

“Darse”, es lo que hace Jesús una vez más, a todos los hombres y mujeres, que confían en que Él, es la Fuente de la Misericordia Divina y que sólo en Él, podemos y debemos mantener intacta nuestra salvación.

lunes, 3 de septiembre de 2012

+ MENSAJE DE LA VIRGEN EN MEDJUGORJE 02-09-12


Queridos hijos, mientras mis ojos os miran, mi alma busca almas con las cuales desea ser una sola cosa, almas que hayan comprendido la importancia de la oración por aquellos hijos míos que no han conocido el Amor del Padre Celestial. Os llamo porque tengo necesidad de vosotros. Aceptad la misión y no temáis: os haré fuertes. Os llenaré de mis gracias. Con mi amor os protegeré del espíritu del mal. Estaré con vosotros. Con mi presencia os consolaré en los momentos difíciles. Os gradezco por vuestros corazones abiertos. ¡Orad por los sacerdotes! Orad para que la unión entre Mi Hijo y ellos sea lo más fuerte posible, para que sean una sola cosa. ¡Os doy las gracias!”