«En febrero 1991 debía viajar con Vicka a
Paris para una corta misión en Francia. Tenía que pasar a buscarla por su casa
por la mañana y le dije el día anterior: “Mañana vendré a las 4 de la mañana
con un taxi, tienes que estar lista” Llego a su casa a las cuatro y Vicka sube
al taxi. Durante el trayecto, le pregunté cómo podríamos organizarnos en París
para que ella tuviera un lugar donde recibir la aparición diaria de la Virgen.
Pero ella me respondió: “No hace falta, ¡ya se me apareció esta mañana! Sabes,
cuando viajo ella acude antes de mi partida, esto sucede muy frecuentemente.
Por eso ayer me dijo: ‘Como sor Emmanuel vendrá a buscarte mañana a las 4, me
apareceré un poco antes de su llegada…’ Me sorprendí mucho y le pregunté:
“¿Cómo? ¿La Virgen pronunció mi nombre?” “Sí, -me respondió Vicka como si fuera
lo más natural del mundo- es lógico, ¡siempre hace esto!” Pero para mí aquello
fue una gracia inolvidable… ¡La Madre de Dios decidió su horario de aparición
en función de la hora que yo había señalado y pronunció mi nombre! ¡Somos
demasiado inconscientes de la extrema proximidad de Dios y de su Madre en los
más mínimos detalles de nuestra vida cotidiana!»
Rosas para la Gospa | 11 octubre, 2018 en 8:22 AM | Categorías: Sin categoría | URL: https://wp.me/p16DH0-48Q
-HERMANDAD DE LA MISERICORDIA DIVINA- "Jesús, en Ti confío, en estas palabras se resume la fe del cristiano, que es la fe en la Omnipotencia del amor misericordioso de Dios" (Benedicto XVI) "Sed apóstoles de la Divina Misericordia" (Beato Juan Pablo II) *LA HUMANIDAD NO CONSEGUIRÁ LA PAZ HASTA QUE NO SE DIRIJA CON CONFIANZA A MI MISERICORDIA* (D. 300) (D. ---) [Diario, La Divina Misericordia en mi alma, de Santa María Faustina Kowalska. Editado por: Ediciones Levántate.]
jueves, 11 de octubre de 2018
miércoles, 3 de octubre de 2018
+ MENSAJE DE LA VIRGEN EN MEDJUGORJE 02-10-18
“Queridos hijos, os invito a ser valientes, a no desistir,
porque el bien más pequeño y el más pequeño signo de amor, vencen sobre el mal
cada vez más visible. Hijos míos, escuchadme, para que el bien pueda vencer,
para que podáis conocer el amor de mi Hijo. Esta es la dicha más grande: los
brazos de mi Hijo que abrazan; Él, que ama el alma; Él, que se ha dado por
vosotros y siempre y nuevamente se da en la Eucaristía; Él, que tiene palabras
de vida eterna. Conocer su amor, seguir sus huellas, significa tener la riqueza
de la espiritualidad. Esa es la riqueza que da buenos sentimientos y ve el amor
y la bondad en todas partes. Apóstoles de mi amor, con el calor del amor de mi
Hijo, sed como los rayos del sol que calientan todo en torno a sí. Hijos
míos, el mundo tiene necesidad de apóstoles del amor, el mundo tiene necesidad
de muchas oraciones, pero de oraciones con el corazón y con el alma, y no solo
de aquéllas que se pronuncian con los labios. Hijos míos, tended a la santidad,
pero en humildad; en la humildad que le permite a mi Hijo realizar, a través de
vosotros, lo que Él desea. Hijos míos, vuestras oraciones, vuestras
palabras, pensamientos y obras, todo esto os abre o cierra las puertas del
Reino de los Cielos. Mi Hijo os ha mostrado el camino y os ha dado esperanza, y
yo os consuelo y aliento porque, hijos míos, yo he conocido el dolor, pero he
tenido fe y esperanza. Ahora tengo el premio de la vida en el Reino de mi Hijo.
Por eso, escuchadme: ¡tened valor y no desistáis! ¡Os doy las gracias!”
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