“¡Queridos hijos! También hoy os invito a
que seáis oración. Que la oración sea para vosotros las alas para el encuentro
con Dios. El mundo se encuentra en un momento de prueba porque ha olvidado y ha
abandonado a Dios. Por eso, hijitos, sed aquellos que buscan y aman a Dios
sobre todas las cosas. Yo estoy con vosotros y os guío hacia mi Hijo, pero
vosotros tenéis que dar vuestro “SÍ” en la libertad de los hijos de Dios.
Intercedo por vosotros, hijitos, y os amo con un amor infinito. ¡Gracias por
haber respondido a mi llamada!”
-HERMANDAD DE LA MISERICORDIA DIVINA- "Jesús, en Ti confío, en estas palabras se resume la fe del cristiano, que es la fe en la Omnipotencia del amor misericordioso de Dios" (Benedicto XVI) "Sed apóstoles de la Divina Misericordia" (Beato Juan Pablo II) *LA HUMANIDAD NO CONSEGUIRÁ LA PAZ HASTA QUE NO SE DIRIJA CON CONFIANZA A MI MISERICORDIA* (D. 300) (D. ---) [Diario, La Divina Misericordia en mi alma, de Santa María Faustina Kowalska. Editado por: Ediciones Levántate.]
lunes, 31 de agosto de 2015
lunes, 17 de agosto de 2015
+ "NO PIERDAN EL TIEMPO EN REFLEXIONAR DEMASIADO, SE ALEJARÁN DE LA VERDAD"
|
En el mensaje de este 2, la Virgen
nuevamente nos ha invitado a la evangelización. Tiene más de un
año invitando a sus hijos, en el mensaje del día 2, a la evangelización.
Es obvio que a la Madre le preocupa la salvación de las almas. Recordemos que
ya San Pablo dijo que la fe entra por el oído. Pero la fe no puede
entrar por el oído si los bautizados no hablamos de Jesús. Quienes más pueden
hablar de Jesús son quienes optan por la vida consagrada, porque su vida
se hace palabra de Jesús viviente, aunque no hablen. Pero también los
laicos pueden hablar de Jesús y deben hablar de Jesús. La Virgen dice “hagan
que todos conozcan a mi Hijo, hagan que sea amado porque la Verdad está en
mi Hijo nacido de Dios”. “No pierdan el tiempo en reflexionar
demasiado, se alejarán de la Verdad”.
Reflexionar
es importante pero también reflexionar demasiado hace daño, porque entre más
una persona reflexiona, más se puede alejar de la Verdad. Y de
esta manera la razón no ayudará. Jesús no nos enseñó tanto a reflexionar
sino a confiar en Dios. A abandonarnos en Él. La razón por la que muchos
se han apartado de Dios es por haber reflexionado demasiado. La razón es
un don de Dios, pero cuando la razón se coloca por encima de la fe y
de la misma Palabra de Dios, deja de ser un don para
convertirse en enemigo de Dios. Puede luchar incluso hasta con el mismo
Dios. Satanás usó la razón para hacer caer a Eva y a Adán; y también hoy usa la
razón para alejar a multitudes de Dios. La razón es buena pero
también es frágil y peligrosa. Hitler utilizó la razón para justificar el
exterminio de multitudes, como también los que defienden hoy el Estado
Islámico, las mujeres y médicos que abortan, los matrimonios
homosexuales con adopción de niños, el alquiler de vientres, el consumo de
drogas, etc.
La
Virgen en el mensaje dice con claridad: “con un corazón simple acepten
la Palabra de Jesús y vívanla. Si viven la Palabra de Jesús, amarán
con un amor misericordioso. Se amarán los unos a los otros. Cuanto
más amen estarán más lejos de la muerte. Para aquellos que vivan
la Palabra de mi Hijo y la amen, la muerte será la vida”. Cuando la
Virgen pide aceptar la Palabra de Jesús con un corazón simple, está
invitando a todos sus hijos a abrirse con sencillez a cuanto Jesús nos ha
enseñado, que está por encima de cualquiera palabra humana. Y el medio
para acoger la Palabra de Jesús es siempre la humildad. Entre más orgullosa es
una persona más le costará encontrarse con Dios porque Dios es humilde, a pesar
de su omnipotencia.
En el mensaje la Virgen nos dice
que la Palabra de Jesús nos lleva al amor y a la misericordia, y la muerte
se transforma en vida. Pero aquel que la rechaza, por haberla
rechazado, se acerca cada vez más a la muerte. Esta muerte de la
que la Virgen habla es la muerte espiritual, la muerte del alma. Hay muchos que
la conocen, porque aún rodeados de afectos humanos y de bienes materiales se sienten
vacíos, se sienten siempre heridos: es la muerte del alma. La
Escritura nos dice que lo que conduce a la muerte del alma es siempre el
pecado. Aunque la Virgen no lo haya mencionado en esta ocasión, la manera
también de vencer la muerte del alma, es pidiendo perdón a Dios por los
pecados cometidos por medio de la confesión sacramental, luego
hay que comenzar a orar y abrirse a Jesús.
Al final,
una vez más, la Virgen nos ha invitado a algo práctico: orar para ver a Jesús
en los pastores de la Iglesia. No criticarlos, no juzgarlos, sino ver a Jesús
en ellos. Cuando se ve a un Obispo, a un Sacerdote, a
un Diácono, se debe ver a Jesús en ellos, pero si no hay oración se
nos puede olvidar que en ellos está Jesús. Por otro lado, la Virgen ha dicho
algo por primera vez: quien ora frecuentemente por los pastores, no solo
ve a Jesús en los pastores, sino que es capaz de abrazarlos toda vez que abrazándolos a ellos se abraza al mismo Jesús. Luego en este mensaje la Virgen nos invita a orar mucho por los pastores de la Iglesia y luego abrazarlos. Es decir, manifestarle cariño por medio del abrazo, porque el abrazo a ellos es abrazo a Jesús.
domingo, 16 de agosto de 2015
¿DÓNDE SE ENCUENTRA EL TRIBUNAL DE LA MISERICORDIA
Pero, ¿dónde se encuentra el tribunal de la
misericordia?... Jesús continúa
diciendo: Para obtener este milagro no
hay que hacer una peregrinación lejana ni celebrar algunos ritos exteriores,
sino que basta con acercarse con fe a los pies de Mi representante y confesarle
con fe su miseria y el milagro de la Misericordia de Dios se manifestará en
toda su plenitud. (D.1448)
Jesús para acoger a un alma en Su
misericordia, no necesita, ni desea, que ésta realice grandes prodigios, ni
portentos, ni esfuerzos, ni siquiera… sacrificios. Lo que Jesús necesita y
desea, es que el alma tome conciencia de su miseria.
Miseria que puede ser fruto de malas
decisiones tomadas, que han causado daño a quien las toma o a otras personas. O
quizás sean buenas acciones, que se pudieron hacer, pero no se hicieron. O
actos de envidia, de egoísmo, de rencor, de desprecio, de orgullo, de soberbia,
de amor propio… O malas acciones que de forma deliberada o no, se han cometido.
Cuando un alma toma conciencia de su miseria,
está en disposición, de decidir si continúa por el camino que lleva, sin
importarle las consecuencias; o bien, si se planta, analiza, recapacita y
reconoce que acumulando miseria, no está en el buen camino, porque no cumple
con el principal mandamiento que Jesús nos dejó, el mandamiento del “AMOR”,
amor a Dios y amor a los hombres.
El alma que sinceramente reconoce la miseria
acumulada, y se da cuenta del daño que ha causado o del bien que no hizo,
cuando se le presentó la ocasión; siente el peso de la culpa.
El peso de la culpa, puede llevar al alma a
tomar la honesta decisión de reparar el daño causado o el bien que no hizo, a
los hombres y mujeres que la rodearon.
Con toda seguridad, ese acto le procurará
consuelo, alivio, alegría, incluso en ocasiones una inmensa y desbordante
alegría, por el perdón recibido y por la reconciliación que ha conseguido.
Pero todas esas sensaciones o emociones, han
sido producidas en el ámbito afectivo o sentimental, nuestro consciente o
subconsciente, se sentirse liberado, por la paz que inunda, a toda persona que
lleva a cabo una buena acción.
El alma es una creación Divina, un tesoro que
Dios ha cubierto con un cuerpo humano. Es el sello, la impronta Divina, que nos
une a Él.
Con esa alma Dios nos envía un “regalito”,
con el que hay que tener mucho cuidado, es “el libre albedrío”.
Sin ese “regalito” el alma sentiría la
inagotable necesidad, de estar siempre unida a Él, amándole eternamente, y
arrastraría literalmente al ser humano a una adoración permanente, y a un
“Amor”, que con toda seguridad, ningún ser humano podría contener ni conocer.
Dios quiere que con “el libre albedrío”,
tomemos, nuestras propias decisiones, que evidentemente nos llevarán a realizar
cosas buenas y malas. Quiere que aprendamos de nuestras propias experiencias, y
que libremente Le amemos o Le rechacemos.
El alma es una sustancialidad divina, que
está llamada, predestinada a la vida eterna, por lo tanto es pura, limpia,
radiante. Pero a la vez esta contenida, envuelta en un cuerpo humano, limitado,
caduco y sujeto a unas necesidades o tendencias mundanas.
Con cada acto de “no amor” que hacemos, no
sólo hacemos daño a las personas, también a nuestra alma. No es un daño que se
sienta, que se note de alguna manera…, no. Es una impureza, una inmundicia, una
miseria, que como una lapa, se pega en la limpia y radiante pureza del alma.
Cuanta más miseria acumula, más indigna se ve
a los ojos de Dios; y poco a poco va sintiendo su proximidad al camino de la
perdición, camino que como bien sabe, finaliza en territorio reinado por el
Maligno.
Si no quiere acabar en el lugar radicalmente
opuesto al predestinado, tiene que desear volver a ser digna a los ojos de
Dios, tiene que querer recuperar su limpia y radiante pureza.
Ese es el primer paso. El segundo, hacer un
examen riguroso del estado en el que se encuentra. El tercero, un firme
propósito de cambiar de camino. El cuarto, pedir al Único que ha superado el
mal y la muerte, que le limpie todas sus miserias.
Por eso, el Único, Jesús, que está en todo, y
no se Le escapa el más mínimo detalle, antes de subir al Cielo, dijo a Sus
Apóstoles: <<Lo que atéis en la tierra, quedará atado en el Cielo; lo que
desatéis en la tierra, quedará desatado en el Cielo. A quienes perdonéis los
pecados, les quedarán perdonados>>.
Desde ese momento, los Apóstoles de entonces
y todos los hombres que sintiendo la llamada de Dios, han dedicado su vida al
Sacerdocio, son legítimos representantes de Jesús en la tierra, que continúan
con la realización de Su Obra Redentora.
Cuando el alma toma conciencia de todo lo
expuesto, y con fe confiesa todas sus miserias a un representante de Jesús, y
una vez oídas, le absuelve de sus pecados, esa alma queda limpia y recupera su
radiante pureza.
En ese momento, es cuando se produce en toda
su plenitud el milagro de la Misericordia Divina; el abrazo de reconciliación
entre el alma y Dios su Creador.
Si una reconciliación entre personas, aporta
una inmensa alegría y paz en el corazón; cómo describir, el cúmulo de
sensaciones, y de percepciones que un
alma liberada de la impureza de sus miserias, siente al recibir el abrazo de
perdón y reconciliación, del que es el Amor Eterno, la Bondad Infinita y la
Insondable Misericordia Divina. ¡¡¡Felicidad en estado puro!!!
miércoles, 12 de agosto de 2015
+ MI ESTANCIA EN MEDJUGORJE
|
lunes, 10 de agosto de 2015
+ "QUE LAS ALMAS ACUDAN AL TRIBUNAL DE LA MISERICORDIA"
Con frecuencia nos olvidamos, por qué Jesús
derramó Su sangre en la cruz, y por qué, nuestro Padre Dios lo Resucitó de
entre los muertos. Entre otros motivos, para mostrarnos, que con la muerte no
acaba todo. Si no que comienza una vida, totalmente diferente y plena.
Cuando un alma regresa a la Casa de nuestro
Padre Dios, y puede permanecer en Su Presencia, porque ha llegado limpia de
pecado; el Amor Misericordioso de Jesús la acoge, para que disfrute eternamente
de la Gloria de Dios.
En (D. 1448), Jesús dice: Escribe de Mi misericordia. Di a las almas
que es en el tribunal de la misericordia donde han de buscar consuelo; allí
tienen lugar los milagros más grandes y se repiten incesantemente.
La tierna y amorosa Divinidad de Jesús, no
desea, no quiere, que ninguna alma llegue al tribunal de la justicia, donde a
Él, no Le queda otra alternativa, que la de ser Juez Justo.
Sabe muy bien, que llegado ése proceso
judicial Divino, donde se pone de manifiesto, todo el bien y el mal que se ha
cometido en ésta vida; es muy difícil, por no decir imposible, que un alma haya
alcanzado tal grado de perfección, que por sí misma, consiga entrar
directamente, en la Casa del Padre.
Por eso pide insistentemente Jesús, que las
almas acudan al tribunal de la misericordia, donde Él, en lugar de juzgar,
consuela; donde en lugar de sentencias, concede Su perdón, reparte
generosamente y sin escatimar, las Gracias que estima conveniente, para cada
alma, y la acoge en Su misericordia.
miércoles, 5 de agosto de 2015
+ EL 5 DE AGOSTO ES EL CUMPLEAÑOS DE LA VIRGEN SEGÚN AFIRMAN LOS VIDENTES
En Medjugorje, los videntes afirman que la Virgen les dijo,
mientras corría el año 1984, que el día del Bimilenario de su nacimiento era el
5 de agosto.
El 5 de Agosto de 1984 la Santísima Virgen cumplió 2000 años
En aquella ocasión, durante los
3 días previos a la festividad de su cumpleaños 2000, hubo en Medjugorje ayuno
y oración continua. Setenta sacerdotes confesaron ininterrumpidamente y una
gran cantidad de personas iniciaron su conversión.
“Nunca antes en mi vida lloré por causa del dolor como esta
tarde he llorado de alegría. ¡Gracias!” Ese fue el
mensaje de la Reina de la Paz de aquel 5 de Agosto de 1984. Anticipando la
fecha, la Santísima Virgen había dicho: “Los sacerdotes que confiesen ese día (por el 5 de
Agosto) experimentarán una gran alegría”.
Los videntes dijeron que la Virgen estaba muy contenta durante
aquellos tres días de ayuno y de oración continua que habían precedido la
celebración y repitió: “¡Estoy
muy feliz! Continúen, continúen. Continúen orando y ayunando. Continúen y
háganme feliz cada día”. Los sacerdotes que estuvieron
confesando dirían después que nunca en sus vidas habían experimentado una
alegría tan grande en sus corazones.
¡Feliz
cumpleaños Madre querida! Te encomendamos nuestras
intenciones y te pedimos por la paz en nuestros corazones y en el mundo entero.
lunes, 3 de agosto de 2015
+ MENSAJE DE LA VIRGEN EN MEDJUGORJE 02-08-15
“Queridos hijos, Yo, como Madre que ama a
sus hijos, veo qué difícil es el tiempo en el que vivís. Veo vuestro
sufrimiento. Pero debéis saber que no estáis solos. Mi Hijo está con vosotros.
Está en todas partes: es invisible, pero lo podéis ver si lo vivís. Él es la
luz que os ilumina el alma y os concede la paz. Él es la Iglesia que debéis
amar y por la que siempre debéis orar y luchar; pero no solo con las palabras
sino con las obras de amor. Hijos míos, haced que todos conozcan a mi Hijo,
haced que sea amado, porque la verdad está en mi Hijo nacido de Dios, Hijo de
Dios. No perdáis el tiempo en reflexionar demasiado, os alejaréis de la verdad.
Con un corazón simple aceptad Su Palabra y vividla. Si vivís Su Palabra,
amaréis con un amor misericordioso. Os amaréis los unos a los otros. Cuanto más
améis, más lejos estaréis de la muerte. Para aquellos que vivan la Palabra de
mi Hijo y la amen, la muerte será la vida. ¡Os doy las gracias! Orad para que
podáis ver a mi Hijo en sus pastores, orad para que lo podáis abrazar en
ellos.”
sábado, 1 de agosto de 2015
+ "SOY MÁS GENEROSO PARA LOS PECADORES QUE PARA LOS JUSTOS"
El alma que no quiera perder las gracias, que
Jesús le tiene destinadas, debe abrirse, con sincera humildad y con plena confianza a Su Amor
Misericordioso.
Humildad sincera, para reconocer sus
limitaciones; confianza plena en que sólo el Amor Misericordioso de Jesús,
puede transformarlas con Sus gracias.
El alma que no es humilde, se cree
autosuficiente; cree que todo lo hace bien; piensa que puede hacer cualquier
cosa que se proponga; que todo vale si consigue su propósito; se siente dueña y
señora de todos sus actos, y da por sentado, que a nadie tiene que rendir
cuentas.
Confía solamente en sus propias fuerzas y
capacidades; cree firmemente que, lo que consigue, es fruto únicamente, de sus
propios méritos. No reconoce los dones y gracias que a través de su alma recibe
de Dios. Porque para este tipo de alma, Dios es una palabra vacía de contenido;
o bien, tiene una idea ficticia o distorsionada de la realidad Divina.
Jesús en su condición Divino-Humano, entregó
Su vida en la cruz, en un acto grandioso de Amor, para la salvación de todas
las almas. Con su posterior Resurrección, una vez vencida la muerte, nos abrió
las puertas del Cielo; nos mostró el verdadero vínculo Paterno-filial, que
existe desde el principio de los tiempos entre Dios Padre Creador y el ser
humano creado a Su imagen y semejanza.
En esas almas autosuficientes, que no son
humildes; que viven al margen de la realidad Divina; la presencia de Jesús con
Sus Gracias y Dones, no es reconocida, no es admitida; es totalmente relegada,
muy a pesar Suyo; por eso, el 30 VI de 1937; Jesús le dijo a Santa Faustina: Hija Mía, has de saber que a las almas
soberbias no les concedo Mis gracias y hasta les quito las ya concedidas.
(D. 1170)
Aun así, Jesús no da por perdida un alma, no
le da la espalda, no escapa; permanece en ella, porque: Hija Mía, has de saber de una vez por todas que solamente el pecado
grave Me expulsa del alma, y nada más. (D. 1181)
Jesús nunca nos abandona por Su propio
criterio o decisión arbitraria, no. Jesús permanece siempre en nosotros,
dándonos en cada momento lo que necesitamos, aunque a veces, no estemos de
acuerdo según nuestros criterios, o nuestra visión limitada de las cosas.
Jesús que conoce perfectamente la debilidad
humana, porque la experimentó, en Su vida terrenal, es comprensivo, paciente y
compasivo con las almas; como Buen Pastor, quiere conducirnos a todos, a la
Casa de Nuestro Padre Dios, con el firme propósito de no perder ningún alma en
el camino.
Pero si un alma, haciendo uso de la libertad
que Dios le ha dado, decide caminar por senderos diferentes, y como
consecuencia de ello, en lugar de avanzar por el camino del bien, avanza por el
camino del mal, será inevitable que ésta alma, termine haciéndose daño a si
misma y a otras almas; eso es el pecado.
Evidentemente cuanto más daño se haga a si
misma o cause a otras almas, la intensidad del pecado aumenta, pero Jesús,
permanece en ella intentando reconducirla; sólo cuando la intensidad del daño
causado, llega al nivel de grave, Jesús es expulsado de esa alma.
Aun así, eso no implica que todo esté perdido
para esa alma. Si se da cuenta del daño causado, si de corazón se arrepiente y
pide con humildad el correspondiente perdón a Dios, Jesús pletórico de alegría
y repleto de gracias y de dones, vuelve a ocupar esa alma.
Para que no quede duda alguna, Jesús dice a
Santa Faustina: Secretaria Mía, escribe
que soy más generoso para los pecadores que para los justos. Por ellos he
bajado a la tierra… por ellos he derramado Mi sangre; que no tengan miedo de
acercarse a Mí, son los que más necesitan Mi misericordia. (D. 1275)
Suscribirse a:
Entradas (Atom)