lunes, 17 de agosto de 2015

+ "NO PIERDAN EL TIEMPO EN REFLEXIONAR DEMASIADO, SE ALEJARÁN DE LA VERDAD"


11046578_985038364853842_1128151319593627869_nEn el mensaje de este 2, la Virgen nuevamente nos ha invitado a la evangelización. Tiene más de un año invitando a sus hijos, en el mensaje del día 2, a la evangelización. Es obvio que a la Madre le preocupa la salvación de las almas. Recordemos que ya San Pablo dijo que la fe entra por el oído. Pero la fe no puede entrar por el oído si los bautizados no hablamos de Jesús. Quienes más pueden hablar de Jesús son quienes optan por la vida consagrada, porque su vida se hace palabra de Jesús viviente, aunque no hablen. Pero también los laicos pueden hablar de Jesús y deben hablar de Jesús. La Virgen dice “hagan que todos conozcan a mi Hijo, hagan que sea amado porque la Verdad está en mi Hijo nacido de Dios”. “No pierdan el tiempo en reflexionar demasiado, se alejarán de la Verdad”. 
Reflexionar es importante pero también reflexionar demasiado hace daño, porque entre más una persona reflexiona, más se puede alejar de la Verdad. Y de esta manera la razón no ayudará. Jesús no nos enseñó tanto a reflexionar sino a confiar en Dios. A abandonarnos en Él. La razón por la que muchos se han apartado de Dios es por haber reflexionado demasiado. La razón es un don de Dios, pero cuando la razón se coloca por encima de la fe y de la misma Palabra de Dios, deja de ser un don para convertirse en enemigo de Dios. Puede luchar incluso hasta con el mismo Dios. Satanás usó la razón para hacer caer a Eva y a Adán; y también hoy usa la razón para alejar a multitudes de Dios. La razón es buena pero también es frágil y peligrosa. Hitler utilizó la razón para justificar el exterminio de multitudes, como también los que defienden hoy el Estado Islámico, las mujeres y médicos que abortan, los matrimonios homosexuales con adopción de niños, el alquiler de vientres, el consumo de drogas, etc.  
La Virgen en el mensaje dice con claridad: “con un corazón simple acepten la Palabra de Jesús y vívanla. Si viven la Palabra de Jesús, amarán con un amor misericordioso. Se amarán los unos a los otros. Cuanto más amen estarán más lejos de la muerte. Para aquellos que vivan la Palabra de mi Hijo y la amen, la muerte será la vida”. Cuando la Virgen pide aceptar la Palabra de Jesús con un corazón simple, está invitando a todos sus hijos a abrirse con sencillez a cuanto Jesús nos ha enseñado, que está por encima de cualquiera palabra humana. Y el medio para acoger la Palabra de Jesús es siempre la humildad. Entre más orgullosa es una persona más le costará encontrarse con Dios porque Dios es humilde, a pesar de su omnipotencia.  
Ayuno a pan y agua en MedjugorjeEn el mensaje la Virgen nos dice que la Palabra de Jesús nos lleva al amor y a la misericordia, y la muerte se transforma en vida. Pero aquel que la rechaza, por haberla rechazado, se acerca cada vez más a la muerte. Esta muerte de la que la Virgen habla es la muerte espiritual, la muerte del alma. Hay muchos que la conocen, porque aún rodeados de afectos humanos y de bienes materiales se sienten vacíos, se sienten  siempre heridos: es la muerte del alma. La Escritura nos dice que lo que conduce a la muerte del alma es siempre el pecado. Aunque la Virgen no lo haya mencionado en esta ocasión, la manera también de vencer la muerte del alma, es pidiendo perdón a Dios por los pecados cometidos por medio de la confesión sacramental, luego  hay que comenzar a orar y abrirse a Jesús. 
Al final, una vez más, la Virgen nos ha invitado a algo práctico: orar para ver a Jesús en los pastores de la Iglesia. No criticarlos, no juzgarlos, sino ver a Jesús en ellos. Cuando se ve a un Obispo, a un Sacerdote, a un Diácono, se debe ver a Jesús en ellos, pero si no hay oración se nos puede olvidar que en ellos está Jesús. Por otro lado, la Virgen ha dicho algo por primera vez: quien ora frecuentemente por los pastores, no solo ve a Jesús en los pastores, sino que es capaz 
de abrazarlos toda vez que abrazándolos a ellos se abraza al mismo Jesús. Luego en este mensaje la Virgen nos invita a orar mucho por los pastores de la Iglesia y luego abrazarlos. Es decir, manifestarle cariño por medio del abrazo, porque el abrazo a ellos es abrazo a Jesús. 

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