“Queridos hijos, este es un tiempo de amor, de afabilidad, de
oración y de alegría. Rezad, hijos míos, para que el Niño Jesús nazca en
vuestros corazones. Abrid vuestros corazones a Jesús que se da a cada uno de
vosotros. Dios me ha enviado a ser alegría y esperanza en este tiempo. Y yo os
digo: sin el Niño Jesús no tenéis la ternura ni el sentimiento del Cielo que
están escondidos en el Recién Nacido. Por eso, hijos míos, trabajad en vosotros
mismos. Al leer la Sagrada Escritura descubriréis el nacimiento de Jesús y la
alegría, como en los primeros días que Medjugorje dio a la humanidad. La
historia será verdadera: lo que también hoy se repite en vosotros y en torno a
vosotros. Trabajad y construid la paz a través del sacramento de la Confesión.
Reconciliaros con Dios, hijos míos, y veréis milagros en torno a vosotros.
¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”
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