martes, 10 de enero de 2012

JESÚS DE NAZARET

Esta mañana, he comenzado a leer el segundo libro de la trilogía de Jesús de Nazaret, escrito por nuestro Santo Padre Benedicto XVI.
Comienza con la entrada en Jerusalén de Jesús. Después de una pormenorizada descripción, de la compleja y complicada situación política y social, de la época en que Jesús vivió ésta situación; y después de explicar cada uno de los simbolismos que precedieron su entrada en Jerusalén, el Santo Padre escribe:
<< Jesús reivindica, de hecho, un derecho regio. Quiere que se entienda su camino y su actuación sobre la base de las promesas del Antiguo Testamento, que se hacen realidad en Él. El Antiguo Testamento habla de Él, y viceversa: Él actúa y vive de la Palabra de Dios, no según sus propios programas y deseos. Su exigencia se funda en la obediencia a los mandatos del Padre. Sus pasos son un caminar por la senda de la Palabra de Dios.>>
¡Bravo Santo Padre!, con qué destreza y facilidad, ha descrito en pocas palabras, la realidad de la fe cristiana, y lo que debería de ser el comportamiento habitual del cristiano en su vida cotidiana.
Si leyéramos habitualmente la Sagrada Escritura, como no se cansa de pedir Nuestra Santísima Madre la Reina de la Paz en sus mensajes a los videntes de Medjugorje; si conociéramos bien los Escritos Sagrados y supeditáramos nuestros quehaceres diarios no a nuestros <<propios programas y deseos>>, sino a cumplir fiel y obedientemente <<los mandatos del Padre>>. Y nuestros pasos fuesen <<un caminar por la senda de la Palabra de Dios>>. Si orásemos de corazón y confiáramos plenamente en Dios y nos dejáramos conducir de la mano de Nuestra querida Madre, no me cabe la menor duda, de que cada uno de nosotros nos convertiríamos en portadores de la Buena noticia, y en verdaderos constructores del Reino de Dios aquí en la tierra, y verdadero ejemplo de vida para cuantos nos rodean.

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