martes, 21 de febrero de 2012

CARNAVAL Y MIÉRCOLES DE CENIZA

Se denomina Carnaval a los tres días de fiesta, alegría, celebración y desenfreno, en el que la mayoría de la gente, se pone el mundo por montera, da rienda suelta a su imaginación y sale a la calle, con un gran deseo de pasarlo muy bien, tanto si va disfrazada como no.

Esos tres días de Carnaval, preceden al Miércoles de Ceniza, día en que la Iglesia, da comienzo el tiempo de Cuaresma. Tiempo que salvando las distancias, quiere rememorar, los cuarenta días y cuarenta noches que Jesús, pasó sólo, en el desierto, antes de iniciar el período de Su vida pública, que culminará con Su Dolorosa Pasión, Crucifixión y Muerte.

Después del Bautismo de Jesús, que recibió de Juan Bautista “El precursor”, el Evangelio de Mateo dice: <<El Espíritu llevó a Jesús al desierto, para que el diablo lo pusiera a prueba. Después de ayunar cuarenta días y cuarenta noches, sintió hambre. El tentador se acercó entonces y le dijo:

-       Si eres Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes.

Jesús le respondió:

-       Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

Después el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo puso en el alero del templo y le dijo:

-       Si eres Hijo de Dios, tírate abajo; porque está escrito: Dará órdenes a sus ángeles para que te lleven en brazos, de modo que tu pie no tropiece en piedra alguna.

Jesús le dijo:

-       También está escrito: No tentarás al Señor tu Dios.

De nuevo lo llevó consigo el diablo a un monte muy alto, le mostró todos los reinos del mundo con su gloria y le dijo:

-       Todo esto te daré, si te postras y me adoras.

Entonces Jesús le dijo:

-       Márchate, Satanás, porque está escrito: Adorarás al Señor tu Dios y sólo a él le darás culto.

Entonces el diablo se alejó de él, y unos ángeles se acercaron y le servían.

Antes de reflexionar brevemente, el texto del Evangelio de Mateo que acabo de transcribir, quisiera resaltar que Jesús siendo Hijo de Dios en Su naturaleza Divina, al asumir su condición humana, estaba sujeto como todos nosotros a las leyes de la naturaleza humana, por lo tanto, era tan vital para Él, como para nosotros, alimentarse, hidratarse, y al igual que nosotros era sensible al frío y al calor. Por lo tanto, podemos fácilmente hacernos una idea clara, de lo que Jesús, tuvo que pasar, en los cuarenta días en el desierto.

Otro aspecto que deseo resaltar es el del diablo, ese ser aparentemente imperceptible, paciente, sutil pero tremendamente oportunista y manipulador, que trata por todos los medios de entorpecer, paralizar y destruir la Obra Creadora de Dios, ya, desde su inicio; que bajo la apariencia de una serpiente, hace sucumbir a Eva y a Adán.

Como hemos leído, tampoco se anduvo con contemplaciones, como no podía ser de otra manera, con Jesús. Pero no ataca desde el principio, no, conoce bien la naturaleza auténtica de Jesús y su propósito inquebrantable de cumplir a toda costa, la voluntad de Dios. Por eso espera acechante, hasta el final, espera a que Jesús, físicamente esté al límite de sus fuerzas. Para acercarse sigilosamente y susurrarle maliciosamente “si eres el Hijo de Dios”; bien sabía el diablo, quien era Jesús; pero quiere provocarle para que revele su verdadera identidad, antes de tiempo, y hacer que quebrantara la voluntad de Dios. Y le sigue susurrando “convierte estas piedras en panes”.

En Su respuesta Jesús, obvia por completo el ataque a Su Divinidad, y contesta: <<No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios>> Deja claro Jesús que alimentar el cuerpo es importante, pero mucho más importante y vital, es alimentar el espíritu conociendo y cumpliendo la voluntad de Dios.

Contrariado el Diablo, por la respuesta de Jesús, y por haber obviado el primer ataque. Lo lleva al punto más alto de la ciudad santa, el alero del templo, y de nuevo le dice: “Si eres Hijo de Dios, tírate abajo; porque está escrito: Dará órdenes a sus ángeles para que te lleven en brazos, de modo que tu pie no tropiece en piedra alguna”. A lo que Jesús le responde: <<También está escrito: No tentarás al Señor tu Dios. Al ver que Jesús, no cede, que se aferra a la voluntad de Dios; lanza su último ataque, descubre su última carta, se quita la máscara y muestra su verdadero propósito. Lo llevó a un monte muy alto, le mostró todos los reinos del mundo con su gloria y le dijo:” Todo esto te daré, si te postras y me adoras”. Ésta es la única y verdadera motivación del diablo, que le demos la espalda a Dios, que pensemos, que no es tan justo y tan bueno, como se dice, y que en realidad no existe; y que por lo tanto, no hay nada después de la muerte, que la salvación eterna no existe; que lo único que importa es el ahora, que hay que explotarlo, exprimirlo al máximo y no perder ninguna oportunidad por explorar, descubrir y disfrutar. ¡Todo vale!; con tal de que le adoremos a él.

Pero Jesús, al límite de sus fuerzas, con tranquilidad pero con firmeza, le dice: <<Márchate, Satanás, porque esta escrito: Adorarás al Señor tu Dios y sólo a él le darás culto>>, el diablo finalmente se dio por vencido, y se marchó. E inmediatamente unos ángeles se acercaron y sirvieron a Jesús.

Esta vivencia de Jesús, es una pauta que se repite desde el principio de los tiempos, superada la prueba, recibimos el don de la gracia de Dios, que siempre nos recompensa con creces, la dureza de la prueba.

Por tanto tomemos conciencia de esto, por el bien de nuestras almas, que están destinadas a la vida eterna. Aprovechemos éste tiempo de Cuaresma, para examinar, nuestras actitudes, comportamientos, deseos y anhelos; pero sobre todo, dediquemos tiempo a conocer a Dios, a través del Único que realmente le conoce de verdad, el Hijo de Dios, y que nos lo ha descrito magníficamente en la oración la Oración que nos enseñó << El Padrenuestro>> y en la parábola del hijo pródigo.

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