domingo, 23 de septiembre de 2012

+ CORONILLA DE LA MISERICORDIA CAP. 4



Jesús continúa diciendo a Santa Faustina, que en las cuentas del Ave María, se digan las siguientes palabras:

Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

En cuanto ofrecemos en plenitud al Padre, a Su Hijo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero; Jesús pide que en cada cuenta del correspondiente decenario del rosario común, pidamos con fe y confianza al Padre que tenga misericordia de nosotros y del mundo entero, no por nuestros propios méritos o buenas acciones, que si las hay, siempre son escasas, y Jesús lo sabe; por eso quiere que dirijamos nuestras miradas y nuestros corazones a Su Dolorosa Pasión, para que por ella, descienda hasta nosotros la Misericordia de Nuestro Padre.

Jesús nos quiere tanto y somos tan importantes para Él, que no Le parece suficiente prueba de amor, haber ofrecido al Padre Su Vida en la cruz, y rememorar ése Salvífico acontecimiento en cada Eucaristía.

Ha tenido la Bondad de entregarnos una conmovedora y poderosa Oración como es la Coronilla, para que en cualquier momento o ante cualquier situación podamos coger nuestro rosario común, y poniendo nuestros ojos y nuestro corazón en Su Dolorosa Pasión, con total confianza, recemos la Coronilla, ante una persona que agoniza; por la conversión de un pecador; para que alguien que no quiere a Dios porque no le conoce, acabe conociéndole y amándole; por los Sacerdotes, para que sean buenos y dignos representantes de Jesús; en fin por todas y cada una de las necesidades que nuestro corazón o nuestra sensibilidad, nos haga ver la necesidad de acudir a la Fuente de la Misericordia Divina.

Para terminar Jesús dice a Santa Faustina:

Dirás tres veces estas palabras: Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.

Para finalizar Jesús quiere que nos dirijamos al único Dios Verdadero, que es Santo, Fuerte e Inmortal, y le pidamos que tenga piedad de nosotros y de todos los que en éste valle de lágrimas estamos sufriendo en éste destierro.

Porque aunque nuestro cuerpo se identifique y se encuentre cómodo con los placeres y las oportunidades de éste mundo, el espíritu de hijos de Dios que hemos recibido, anhela fervorosamente el encuentro con Nuestro Padre.

Ésta realidad nos pasa inadvertida con frecuencia, pero es la causa fundamental de nuestro mayor sufrimiento, no estar plenamente unidos en espíritu a Dios en éste mundo.

2 comentarios:

  1. Me encanta pasar por aquí y leer estas lindas entradas.
    Un beso y buen inicio de semana

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  2. Muchísimas gracias Maribel, eres muy amable. Que Dios Nuestro Buen Padre, te colme de bendiciones, que Jesús Nuestro Hermano, te proteja con Su Gran Misericordia y que el Espíritu Santo te Ilumine y te Guíe.
    Un abrazo

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