
“Queridos hijos, Dios me ha llamado para guiaros a Él, porque Él
es vuestra fortaleza. Por eso os invito a rezarle y a confiar en Él, porque Él
es vuestro refugio ante todo mal que está al acecho y aleja las almas de la
gracia y de la alegría a las que habéis sido llamados. Hijos míos, vivid el
Paraíso aquí en la Tierra para que estéis bien, y que los Mandamientos de Dios
sean luz en vuestro camino. Yo estoy con vosotros y os amo a todos con mi amor
maternal. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”
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