sábado, 3 de noviembre de 2012

+ FIESTA DE LA MISERICORDIA - CAP. 5

Santa Faustina con sus limitados recursos, hace todo lo que puede para cumplir con la voluntad expresada por Jesús y se pone manos a la obra de inmediato pero…
D. 341.- Una mañana, después de haber abierto la puerta para dejar salir a nuestra gente que traía el pan, entré un momento en la pequeña capilla, para hacer a Jesús una visita de un minuto y medio y para renovar las intenciones del día. Oh Jesús, hoy todos los sufrimientos, las mortificaciones, las plegarias, las ofrezco por el Santo Padre para que apruebe esta Fiesta de la Misericordia. Pero, Jesús, debo decirte todavía una palabra. Estoy muy sorprendida de que me ordenas hablar de esta Fiesta de la Misericordia, mientras esta Fiesta según me dicen, ya existe, entonces, ¿para qué he de hablar de ella?
Y Jesús me contestó: ¿Quién, de entre la gente, sabe de ella? Nadie. Y hasta aquellos que han de proclamarla y enseñar a la gente esta misericordia, muchas veces ellos mismos no lo saben; por eso quiero que la imagen sea bendecida solemnemente el primer domingo después de Pascua y que se la venere públicamente para que cada alma pueda saber de ella.
Curioso como Jesús hace las cosas, y sorprende a Santa Faustina. Claro que Él conocía la existencia previa de esta Fiesta el primer domingo después del domingo de Resurrección, pero es evidente que la repercusión, conocimiento e importancia de la misma era prácticamente nulo; de hecho Santa Faustina que ya llevaba seis años en la Congregación Religiosa, ni siquiera sabía que existía.
De la misma manera que Jesús durante su etapa pública, vio necesario que Pedro, Santiago y Juan, conocieran Su verdadera dimensión Divina cuando se Transfiguró delante de ellos en el Monte Tabor. Jesús quiere Transfigurar la Fiesta de la Misericordia.
A ellos que conocían Su aspecto humano, les deslumbro con Su aspecto Divino. A nosotros, que sólo Le conocemos por los hechos descritos en las Sagradas Escrituras, nos muestra Su aspecto humano, en el que está contenida Su dimensión Divina, de la que nos muestra una pequeñísima parte al levantar con el índice y el pulgar un poco Su túnica, permitiendo que de Su Espíritu salgan los dos rayos que harán “Bienaventurados a cuantos vivan a la sombra de ellos, porque no les alcanzará la justa mano de Dios”
Jesús no quiere que se siga hablando de la misericordia, como un atributo, cualidad, gracia o manifestación Divina, como se refleja en muchas situaciones que aparecen en el Antiguo Testamento, cuando el pueblo Judío caía en desgracia después de haberse apartado de Dios, y apesadumbrado y abatido, alzaban sus brazos y sus súplicas al Único que podía salvarlos.
Lo que Jesús quiere es transfigurar la Fiesta de la Misericordia a través de Su Imagen: “quiero que la imagen sea bendecida solemnemente el primer domingo después de Pascua y que se la venere públicamente para que cada alma pueda saber de ella”.
Él es la Misericordia, a través de la veneración de Su Imagen quiere hacernos partícipes de la auténtica Felicidad en la celebración de la Fiesta de la Misericordia Divina.
Esa auténtica Felicidad, es una realidad concreta que todos tenemos a nuestro alcance, desde el pecador empedernido más grande del mundo, hasta el más alto representante de Jesús aquí en la Tierra, Su Vicario el Santo Padre. Sólo de nosotros depende aceptarla y acogerla en nuestro espíritu y en nuestro corazón, para que haciéndola viva en nosotros podamos transmitirla a los demás.


No hay comentarios:

Publicar un comentario