miércoles, 14 de noviembre de 2012

+ FIESTA DE LA MISERICORDIA - CAP. 8

Todos los días son buenos para comprobar, que ante una, varias o muchas decisiones equivocadas que hemos tomado, en un momento de nuestra vida o en el transcurso de la misma, si reconocemos los errores y el daño que hemos causado, a nosotros, a nuestros hermanos y a Dios, y con humildad y confianza nos acercamos a Su sustituto para vaciar todas nuestras impurezas; y en el momento de la absolución sentir la paz de la reconciliación con Dios y experimentar la cercanía del Amor Misericordioso, no porque Él se haya acercado, no, es que al quedar nuestro espíritu limpio, como atraído por un potentísimo imán recorre instantáneamente la distancia que nuestras equivocaciones nos habían alejado.  
Pero hay un Día en el que las compuertas de las entrañas de la Misericordia, están totalmente abiertas, para derramar sobre todos, y muy especialmente a los pobres pecadores, las gracias y dones del Amor Misericordioso de Dios. Ése día es la Fiesta de la Misericordia. Jesús nos da una amplia explicación en el siguiente apartado del Diario de Santa Faustina
D. 699.- Una vez, oí estas palabras: Hija Mía, habla al mundo entero de la inconcebible misericordia Mía. Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores. Ese día están abiertas las entrañas de Mi Misericordia. Derramo todo un mar de gracias sobre las almas que se acercan al manantial de Mi Misericordia. El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas. En ese día están abiertas todas las compuertas divinas a través de las cuales  fluyen  las gracias. Que ningún alma tema acercarse a Mí, aunque sus pecados sean como escarlata. Mi misericordia es tan grande que en toda la eternidad no la penetrará ningún intelecto humano ni angélico. Todo lo que existe ha salido de las entrañas de Mi misericordia. Cada alma respecto a Mí, por toda la eternidad meditará Mi amor y Mi misericordia. La Fiesta de la Misericordia ha salido de Mis entrañas, deseo que se celebre solemnemente el primer domingo después de Pascua. La humanidad no conocerá la paz hasta que no se dirija a la Fuente de Mi misericordia.
No dejemos pasar alegremente un día como éste, sin pena ni gloria. Jesús pone a nuestro alcance Su Indulgencia Plenaria. En el Sacramento de la Reconciliación, el sacerdote, sustituto de Jesús, en Su nombre nos perdona las culpas, pero tiene que ponernos una pena o penitencia acorde a nuestras culpas, que sirve como reparación por el daño o daños causados.
En el domingo de la celebración de la Fiesta de la Misericordia, Jesús ofrece el perdón total de las culpas y de las penas a quien se confiese y reciba la Santa Comunión, no sólo nos limpia de nuestros pecados, sino que además repara por completo nuestro espíritu, para que permanezcamos en Él siempre; nos permite poner a cero nuestros contadores sin tener en cuenta el altísimo número que hayamos alcanzado, es volver a empezar de nuevo el Camino, con la confianza plena puesta en Él, para que algún día al igual que San Pablo podamos decir: “ Se de quién me he fiado”

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