viernes, 2 de noviembre de 2012

+ FIESTA DE LA MISERICORDIA - CAP. 4

 
Poco tiempo después, a una pregunta que Santa Faustina por indicación de su confesor, hace a Jesús, encontramos en el Diario las siguientes palabras:
D. 299.- Una vez cuando el confesor me mandó preguntar al Señor Jesús por el significado de los dos rayos que están en esta imagen; contesté que sí, que se lo preguntaría al Señor.
Durante la oración oí interiormente estas palabras: Los dos rayos significan la Sangre y el Agua. El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas…

Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de Mi misericordia cuando Mi Corazón agonizante fue abierto en la cruz por la lanza.

Estos rayos protegen a las almas de la indignación de Mi Padre. Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos, porque no le alcanzará la justa mano de Dios. Deseo que el primer domingo después de la Pascua de Resurrección sea la Fiesta de la Misericordia.

Pide a mi siervo fiel que en aquel día hable al mundo entero de esta gran misericordia Mía; que quien se acerque ese día a la Fuente de Vida, recibirá el perdón total de las culpas y de las penas.

La humanidad no conseguirá la paz hasta que no se dirija con confianza a Mi misericordia.

En la última parte de la respuesta, vuelve a manifestar Su deseo sobre el día de la Fiesta, y deja unas instrucciones muy claras para Su siervo fiel (el Padre Sopòcko) y por extensión a todos los sacerdotes.

Como prueba de la importancia de ésta Fiesta, para los que acepten Su invitación y vayan, con espíritu confiado y dispuesto vaciar todas sus miserias en el Sacramento de la Reconciliación, Él los acogerá en Su Misericordia, y les obsequiará con “el perdón total de las culpas y de las penas”, es decir la Indulgencia Plenaria, en la que el espíritu queda limpio de toda mancha de pecado y por lo tanto no se necesita la purificación de la pena, somos recatados del mal y de la muerte.

Jesús finaliza la respuesta, con una sentencia que reafirma y consolida la importancia de todo lo descrito anteriormente “La humanidad no conseguirá la paz hasta que no se dirija con confianza a Mi misericordia”.

Todos los que veneramos la Imagen de Jesús y confiamos plenamente en Su Misericordia, tenemos que grabarnos en nuestro corazón y en nuestro espíritu ésta sentencia, que debe servirnos de aliciente y acicate en la necesidad de divulgar incansablemente la Veneración a la Misericordia Divina.

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