No es fácil llevar a cabo la obra de
divulgación que Jesús nos pide, como constata Santa Faustina en el apartado D.-
1295 25 IX [1937]. Cuando he conocido cuán enormes son las dificultades en toda
esta obra, fui al Señor y le dije: Jesús, ¿no ves cómo dificultan Tu obra? Y oí
en el alma una voz: Haz lo que esté en
tu poder y no te preocupes por lo demás; estas dificultades demuestran que esta
obra es Mía. Quédate tranquila si haces todo lo que está en tu poder.

Él nos invita a colaborar en Su Obra de
Salvación, sabe que si los pecadores conocieran Su Misericordia, no perecería
un número tan grande de ellos. Tenemos que transmitir el mensaje de la
Misericordia, no desaprovechar ninguna ocasión de hablar de la Bondad y el Amor
Misericordioso de Jesús.
En el apartado D. 1396 podemos leer: Hoy
escuché en el alma una voz: Oh, si
los pecadores conocieran Mi misericordia no perecería un número tan grande de
ellos. Diles a las almas pecadoras que no tengan miedo de acercarse a Mí, habla
de Mi gran misericordia.
Hablemos de Su gran Misericordia, pero no
sólo de palabra; hablemos también con la acción y con la oración.
Jesús no nos pide resultados, sólo nuestra
confianza plena en Él y en lo que nos pide. A cambio, Su Bondad y Su
Generosidad, nos ofrece lo que Santa Faustina escribe en el apartado D. 1540.-
28 I [1938]. Hoy el Señor me dijo: Escribe, hija Mía, estas palabras: Todas las almas que adoren Mi
misericordia y propaguen la devoción invitando a otras almas a confiar en Mi
misericordia no experimentarán terror en la hora de la muerte. Mi misericordia
las protegerá en ese último combate…
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