miércoles, 9 de enero de 2013

+ RELIGIOSOS Y SACERDOTES - CAP. 2


En ésta misión que Jesús encomienda a Santa Faustina, los sacerdotes tienen un papel importantísimo y fundamental, son los primeros destinatarios de las palabras de Jesús.

Palabras que han de acoger y hacer suyas, como representantes y sustitutos que son de Jesús en éste mundo, y llevarlas a todas las almas.

Han de procurar estimular y promover la Veneración a la Misericordia Divina, y facilitar el culto a la Imagen que Jesús mandó pintar a Santa Faustina, según el Modelo que estaba viendo, y exponerla públicamente en las Iglesias, para que todas las almas tengan acceso a ella.

Han de seguir el ejemplo del Beato Rev. P. Miguel Sopócko, que entendió desde el primer momento cuál era la misión que los sacerdotes estaban destinados a realizar en la Obra de la Misericordia Divina.

El Beato P. Sopócko, facilitó el pintor a Santa Faustina; sufragó con su propio dinero el trabajo del cuadro. Cuando la Imagen fue llevada al Convento se colocó en la Capilla, pero Jesús manifestó Su deseo de que en lugar de la Capilla se expusiera públicamente en la Iglesia, y así lo hizo el Beato P. Sopócko.

Cuando conoció la oración de la Coronilla, y todas las gracias y dones que Jesús ofrecía a través de la misma, de inmediato diseñó y mandó imprimir estampas y folletos divulgativos, para distribuirlos a los fieles.

En fin hizo de la Misericordia Divina, su principal misión sacerdotal durante el resto de su vida, convirtiéndose así en el primer gran divulgador de la misma.

Eso es lo que Jesús pide y espera de Sus sacerdotes, apertura y disponibilidad total para acoger y entender Quién es la Misericordia Divina, que nos ofrece y porqué es nuestra última tabla de salvación.

Nuestro querido Beato Juan Pablo II, también acogió y entendió lo que conlleva la Veneración a la Misericordia Divina, desde su Arzobispado en Cracovia, la impulsó y revitalizó. Inició el proceso de Beatificación de María Faustina Kowalska, y él mismo el 18 de Abril de 1993 en Roma, tuvo el honor de declarar a la Venerable Sierva de Dios, Sor Faustina Kowalska “Beata”.

En 1997 el Papa Juan Pablo II hizo una peregrinación a la tumba de la Beata Faustina en Polonia, le llamó "Gran apóstol de la Misericordia en nuestros días". El Papa dijo en su tumba "El mensaje de la Divina Misericordia siempre ha estado cerca de mi como algo muy querido..., en cierto sentido forma una imagen de mi Pontificado."

Tres años después el 30 de Abril del 2000, con motivo de la Canonización de la Beata Mª Faustina Kowalska, Juan Pablo II afirmó: “ La luz del mensaje de la Divina Misericordia, confiado a Santa Faustina por Jesucristo, iluminará al hombre del Tercer Milenio” e hizo un clamoroso llamamiento a todos los sacerdotes diciendo: “¡Sacerdotes, haced de la Divina Misericordia vuestro programa sacerdotal en este tiempo necesitado como nunca!”

La devoción a la Virgen María y la Veneración a la Misericordia Divina, marcaron tanto su vida y su Pontificado, que Dios quiso que dejara éste mundo, el sábado (día de devoción a la Virgen) 2 de Abril del 2005 a las 21:37 horas, pocos minutos después de finalizada la Misa Vespertina del Domingo de la Fiesta de la Misericordia Divina, en su apartamento privado.   

Su sucesor en el Trono de Pedro, nuestro querido Benedicto XVI, tuvo la gentil delicadeza de fijar la fecha de la Beatificación de su predecesor Juan Pablo II, el 1 de Mayo del 2011, “Domingo de la Fiesta de la Misericordia Divina”.

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