miércoles, 6 de marzo de 2013

+ RELIGIOSOS Y SACERDOTES - CAP. 10


Para Jesús, el Reverendo Padre Miguel Sopocko, es todo un ejemplo a seguir para todos los sacerdotes. Fue un pilar fundamental para el alma de Santa Faustina. Llevó a cabo todas las orientaciones e indicaciones que recibió para favorecer y promover la divulgación de la Obra de la Misericordia Divina.

Divulgación que realizó incansablemente hasta el final de su vida. Jesús en el apartado D. 1256 le describe así: Es un sacerdote según Mi Corazón, Me agradan sus esfuerzos. Ves, hija Mía, que Mi voluntad tiene que cumplirse y aquello que te he prometido lo cumplo. A través de él derramo consuelo a las almas dolientes, atormentadas; por medio de él Me ha complacido difundir el culto a Mi misericordia. A través de esta obra de misericordia se acercarán a Mí más almas de cuántas se habrían acercado si él hubiera continuado absolviendo día y noche hasta el fin de su vida, porque en tal caso el trabajaría apenas hasta el fin de su vida, mientras que por esta obra trabajará hasta el fin del mundo.

Hermosas palabras de Jesús al Padre Sopocko que definen perfectamente la doble vertiente de su misión sacerdotal.

Como hombre consagrado al sacerdocio, realizó una labor ejemplar, todos sus esfuerzos, independientemente de los resultados conseguidos, agradaron a Jesús; su perseverancia, su fe y su amor a Dios eran tan grandes, que a través de él, Jesús derramaba consuelo a las almas dolientes y atormentadas.

En éstas palabras, la inmensa mayoría de los hombres que sintiendo la llamada de Jesús, al sacerdocio, libremente han decidido gastar sus vidas consagrándolas al servicio de Dios y a la salvación de las almas, se identificarán con ellas, se verán reflejados en ellas; porque es lo que se espera de los que libremente aceptaron esta vocación.

Jesús conoce muy bien ésta realidad, sabe perfectamente los esfuerzos, a veces titánicos, que Sus representantes y sustitutos, tienen que hacer con frecuencia para salvar almas; Él conoce el precio, el precio de la sangre, de Su Sangre derramada en la Cruz para nuestra salvación; si no hay muerte no puede haber resurrección, si no hay sufrimiento, no puede haber redención.

Por otro lado el Padre Sopocko, tuvo la sensibilidad espiritual, de reconocer casi de inmediato, que las palabras que Santa Faustina le comunicaba en el confesionario o en sus cartas, realmente provenían de Jesús, y se apresuraba dentro de sus posibilidades a ponerlas en práctica.

Supo ver y transmitir el inagotable cúmulo de gracias, dones y bendiciones, que brotan del costado de Jesús a través de los dos rayos de la Misericordia Divina, que fluyen para todas las almas que con confianza acuden a Él.

Vio con claridad el verdadero Poder Redentor que tiene el Amor Misericordioso de Jesús, en la Obra de la Salvación de las almas. Ningún alma que se acoja con confianza a la Misericordia Divina, se perderá.

Jesús en las frases finales del apartado D. 1256, dice del trabajo y de los esfuerzos que el Padre Sopocko realiza para divulgar ésta obra: A través de esta obra de misericordia se acercarán a Mí más almas de cuantas se habrían acercado si él hubiera continuado absolviendo día y noche hasta el fin de su vida, porque en tal caso trabajaría apenas hasta el fin de su vida, mientras que por esta obra trabajará hasta el fin del mundo.

Interesantes palabras de Jesús, que los sacerdotes tendrán que analizar y meditar con serenidad, porque se les plantea una importante cuestión, decidir entre salvar almas hasta el fin de sus vidas, o salvar almas hasta el fin del mundo.

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