jueves, 10 de septiembre de 2015

+ PARA LLEGAR A SER ORACIÓN, HAY QUE SABER ORAR


Imgen GospaOtro problema que se encuentra en la vida de oración es que la gente no sabe orar. Muchos lo hacen solo por rutina. Como hemos dicho, cuando se ora hay que abrir el corazón, hay que disciplinarse, pero también hay que hacer «silencio interior». Este particular es importante. La gente ora pero con la mente, en primer lugar, y luego, nos se saben abrir el corazón, por último: se ora con el ruido del mundo: las preocupaciones, los problemas. La gente cuando ora no sabe abandonar el stress en el que viven. Y de esta forma no se puede escuchar a Dios. Por eso hablamos del «silencio interior». Este concepto es fundamental. En medio de una plaza pública, donde hay coches, gente que camina y cientos que hablan, no se puede escuchar el trinar de una pequeña ave y la tierna voz de un niño que le dice a su madre que la quiere. Lo mismo ocurre en la oración.
El corazón de muchos se asemeja a una plaza de un mercado, de uno de nuestro moles modernos. ¿Cómo escuchar a Dios con tanto ruido? Es muy difícil, por no decir que en la mayoría de los casos es imposible. Entonces, para ser oración hay que saber hacer el «silencio interior». Hay que saber callar el corazón y la mente. Por eso se aconseja recogerse en el silencio exterior. Porque ayuda. Pero por otro lado, hay que aprender a dominar la ansiedad de querer encontrar respuestas a todo. Hay que vivir con la paz en el corazón.
Los antiguos llamaban a esto «hesicasmo».  El hesicasta es aquel que ha hallado la paz del corazón, la paz interior, la paz necesaria para orar. Esto, definitivamente es un don. Pero Dios, sin lugar a dudas, lo da a quien diariamente se esfuerza en orar. Por eso sería ideal pedirle a Dios ­"para transformarse en oración como quiere la Virgen­", el don del silencio interior: pedirle a Dios que serene el alma del ruido que a acumulado del mundo exterior, del trabajo, de los amigos, de la Televisión, del internet, de la esclavitud de las redes sociales. Y por todo esto la Virgen dice: «sean oración». No dice: «oren». Sino «sean oración» y la oración es el recogimiento interior, es paz, es silencio… porque en la oración Dios habla y Su voz es la importante, no la nuestra.

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