domingo, 26 de julio de 2015

+ "DESEO DESCANSAR EN TU CORAZÓN"

Cuando se conoce aunque sea mínimamente, la Vida y Milagros de la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, durante su estancia en la tierra, se percibe Su bondad, Su humildad, Su entrega incondicional a los demás, Su sensibilidad ante las necesidades, limitaciones y debilidades de los que le rodean o se acercan a pedir Su ayuda.

Ayuda que nunca niega; y no sólo no niega Su ayuda, sino que la multiplica, facultando a Sus discípulos, para que a la vez que predican la Buena Nueva del Reino de los Cielos, además de buscar la salvación de las almas, les procuren también, la curación de sus cuerpos.

¡Cuánta Ternura, Compasión y Misericordia de Nuestro Dios!, nada que ver con ese dios castigador, vengativo, incomprensible, lejano y furioso, al que hay que  temer. ¡Que equivocados están!, los que piensan eso…; es evidente que no Te conocen…; ni reconocen como Tuyas, ¡oh Dios!, todas las gracias, dones y cualidades que les concedes…

Jesús una vez restablecida Su completa Divinidad, después de la Ascensión al Cielo; sigue necesitando, culminar plenamente el Plan de Salvación de todas las almas, desea Ser acogido en los corazones de todos sin excepción.

Santa Faustina en su diario escribe: Durante las vísperas oí estas palabras: Hija Mía, deseo descansar en tu corazón, ya que muchas almas Me han arrojado hoy de su corazón, he experimentado una tristeza mortal. Traté de consolar al Señor ofreciéndole mil veces mi amor, sentí en el alma la repugnancia por el pecado. (D. 866)

¡Que afortunados somos de tener un Dios así, y que poco se Le valora!, desea descansar en nuestro corazón, necesita sentir nuestro cariño, nuestro amor, nuestra necesidad de estar con Él, para que pueda manifestarse en nosotros.

Ante la tristeza mortal que siente cuando es rechazado, por un alma que Le arroja de su corazón; en lugar de enojarse, de enfurecerse, de sentir rabia o rencor; necesita urgentemente rellenar y compensar esa ausencia de cariño y amor que Le han arrebatado; alojándose en otro corazón que desee acogerle.

Pero, ¿porqué desea Jesús permanecer en un alma imperfecta por naturaleza, y con un corazón, limitado en su capacidad de amar?


La respuesta la tenemos en el diario de Santa Faustina: Deseo darme a las almas y llenarlas de Mi amor, pero son pocas las almas que quieran aceptar todas las gracias que Mi amor les ha destinado. Mi gracia no se pierde; si el alma para la cual está destinada no la acepta, la recibe otra alma. (D. 1017)

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